Reggio’s Weblog

La noticia del día, de Joaquín Arriola en La Insignia

Posted in Derechos by reggio on 9 febrero, 2008

«ETA hace estallar una bomba que causa grandes daños en los juzgados de Bergara» (El Correo)
«Estalla una bomba ante la puerta de los juzgados de Vergara sin dejar víctimas» (El Mundo)
«El PP regulará el uso del velo en la escuela y otros lugares públicos para no discriminar» (ABC)
«Rajoy reformará la Ley de Igualdad para evitar el velo en las escuelas» (La Razón)
«El PP restringirá el uso del velo en su ‘contrato’ para los inmigrantes» (El País)
«Durán corrige a Pujol: estamos dispuestos a gobernar España» (La Vanguardia)
«Rajoy recurre al miedo, Botín inspira confianza» (Público)

Este es el panorama informativo que aportan los principales diarios españoles para que los ciudadanos se formen su opinión en el dia de hoy, viernes 8 de febrero.

Ninguno de ellos se hace eco, ni en su primera página ni en el interior, de la verdadera noticia del día, que encontramos en la portada de un diario gratuito, 20 minutos. Eso si, como una noticia menor en la parte inferior derecha de la misma: «Permitido el despido mientras se está de baja» (1). El periódico recoge en su versión escrita un comentario de Enrique Lillo, abogado del sindicato Comisiones Obreras, el cual recuerda que fue en 1994 cuando la reforma laboral impulsada por el Partido Socialista (PSOE) suprimió de la legislación española la prohibición de despedir a un trabajador mientras está de baja.

Hasta ahora, los despidos durante una baja laboral se consideraban nulos, por atentar contra la integridad física y el derecho a la salud del trabajador. La nueva doctrina del Tribunal Supremo pone las cosas en su sitio: la «pérdida para la empresa de interés productivo en el trabajador» es un valor que los tribunales españoles tienen que defender por encima del derecho a trabajar, o a recuperarse de una enfermedad: «se distorsiona la realidad de los hechos cuando se afirma que la trabajadora ha sido represaliada por haber ejercitado su derecho a la salud (con baja laboral y asistencia sanitaria), siendo así que el despido se produce por la situación (inicialmente transitoria) de incapacidad para el trabajo, no por el parte de baja».

La brutalidad de esta sentencia no escapa al ilustre abogado laboralista, que dice que ahora estamos «peor que antes de 1994». Sin embargo, esta doctrina -el interés del capital es un bien jurídico y social a proteger, el trabajo ni es un bien jurídico ni genera un derecho subjetivo- forma parte de la ideología vigente, incorporada en el tratado europeo que tan positivo les parece a los sindicatos mayoritarios de Europa y España, y se refleja por ejemplo en sentencias del Tribunal Europeo de Justicia que colocan el derecho a la libre movilidad del capital por encima del derecho de huelga, y que han causado cierta indignación en esos mismos sindicatos, incomprensible por su apoyo explícito al ordenamiento jurídico que facilita y promueve esta escala de valores.

También es interesante la información que aporta el periódico económico que aparece en la web de 20 minutos como fuente de la noticia: «Fuentes jurídicas consultadas por Expansión explican la trascendencia de este fallo. Como explica Martín Godino, socio de Sagardo y Abogados, «la consecuencia de este pronunciamiento es que la empresa puede despedir a los trabajadores pagando la indemnización por improcedencia, cuando éstos se encuentran en situación de enfermedad sin más causa que la propia incapacidad temporal para trabajar». Este experto apunta que se trata de una «dura doctrina», por lo que «no es descartable que termine encontrando una respuesta del legislador».»

Es decir, hasta un periódico vinculado a los círculos empresariales de la derecha católica, y un abogado de empresa, reconocen que la decisión del Tribunal Supremo es un desvarío que puede generar cambios en la legislación. Con lo cual lo único que demuestran es su escasa fe en la capacidad de manipulación de conciencias de la sociedad de control en la que se ha convertido el capitalismo avanzado, pues mientras los medios de comunicación sigan informando con la diversidad de enfoques que se refleja más arriba, no habrá debate civil sobre el asunto. Y todavía parecen creer en que pueda haber una respuesta social, desconociendo que las organizaciones sociales y políticas más importantes articulan identidades particulares y no universales, y se movilizan en función de su propia reproducción y no de la transformación social.

En todo caso, tenemos entre manos un buen elemento para evaluar en los próximos días el grado de letargo social en que se encuentra la sociedad española, y el grado de envilecimiento de su clase política, de la cual forman parte esencial los medios de comunicación de masas. Y los dirigentes sindicales, tanto como los patronales.

(1) En la web de 20 minutos hay un debate sobre la cuestión: Desde ahora, tu empresa puede echarte si estás de baja por enfermedad.

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Las empresas pueden despedir a empleados durante su baja, de José Mª López Agúndez en Expansión

Posted in Derechos by reggio on 9 febrero, 2008

Publicado el 07/02/2008

El despido que se sustente en la baja por enfermedad del trabajador no es discriminatorio ni atenta contra la dignidad de la persona. Así lo ha establecido una sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, en unificación de doctrina, que ha declarado improcedente, y no nulo, el despido de una trabajadora que sufrió un infarto y pasó a la situación de baja por enfermedad.

El despido, en el caso resuelto por el Supremo, le fue comunicado cuando se encontraba en situación de Incapacidad Temporal y la mujer lo impugnó porque entendía que se trataba de un acto nulo por vulneración de derechos fundamentales. El principal efecto de la nulidad del despido, al ser firme, es la readmisión del trabajador en la empresa. Con este fallo, el Supremo, que ya había dicho que el despido en estas condiciones no es discriminatorio, ahora establece que los trabajadores no podrán esgrimir tampoco el argumento de que se ha vulnerado su integridad física y moral. En otras palabras, refuerza que las compañías puedan despedir a los trabajadores en situación de baja pagando la indemnización de improcedencia sin tener que readmitirles.

El juzgado de lo social que primero estudió el caso dio la razón a la empresa y confirmó la improcedencia del despido, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid revocó tal decisión y declaró la nulidad. Según este tribunal, el despido sí provocó la “lesión de derechos fundamentales”, por lo que obligó a la empresa a readmitir a la trabajadora. Entre otros argumentos, este tribunal entendió que una vez “reconocido” el derecho a la salud en la Constitución, “cualquier acto de ejercicio de este derecho, como lo es el de recuperar la incolumidad corporal, no puede originar una consecuencia perjudicial”. En otras palabras, el trabajador “no puede sufrir un acto de represalia por el empresario”. Tal planteamiento ha sido vetado ahora por el Supremo.

El Alto Tribunal había declarado ya que el despido por enfermedad no es discriminatorio y, ahora, ha entrado a valorar el argumento de la posible vulneración del derecho a la dignidad y a la integridad física y moral del trabajador, lo que ha rechazado. Precisamente, no había una interpretación unánime en los tribunales superiores de justicia, que ahora queda zanjada y establecida.
La sentencia recuerda que “la enfermedad, desde una perspectiva estrictamente funcional de incapacidad para el trabajo, no es un factor discriminatorio en sentido estricto”. Lo que existe en estos casos es una “pérdida para la empresa de interés productivo en el trabajador”. Esta tesis se apoya también en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.

Situación de incapacidad

Y el despido por enfermedad tampoco afecta a la dignidad y a la integridad física y moral, porque, según el Supremo, “se distorsiona la realidad de los hechos cuando se afirma que la trabajadora ha sido represaliada por haber ejercitado su derecho a la salud (con baja laboral y asistencia sanitaria), siendo así que el despido se produce por la situación (inicialmente transitoria) de incapacidad para el trabajo, no por el parte de baja”. En relación con el derecho a la dignidad, la sentencia explica que “no es un derecho fundamental susceptible de protección autónoma”.

Fuentes jurídicas consultadas por EXPANSIÓN explican la trascendencia de este fallo. Como explica Martín Godino, socio de Sagardoy Abogados, “la consecuencia de este pronunciamiento es que la empresa puede despedir a los trabajadores pagando la indemnización por improcedencia, cuando éstos se encuentran en situación de enfermedad sin más causa que la propia incapacidad temporal para trabajar”. Este experto apunta que se trata de una “dura doctrina”, por lo que “no es descartable que termine encontrando una respuesta del legislador”.

La sentencia, redactada por el magistrado Luis Fernando de Castro, también tiene su interés porque deja abierta una puerta, muy estrecha, en la que cabría apreciar la vulneración de derechos fundamentales en caso de que el trabajador termine siendo discapacitado: “El hipotético éxito de tal pretensión hubiera requerido la cumplida prueba de las secuelas definitivas presumiblemente atribuidas al infarto y de su incidencia en la funcionalidad”, afirma.

El miedo a Dios, de Carmelo Encinas en El País de Madrid

Posted in Política, Religión by reggio on 9 febrero, 2008

Yo era corazonista. Un corazonista no es un cirujano de corazón, ni tampoco el tipo que traslada las vísceras en los transplantes de órganos. Corazonistas se hacen llamar los curas del Sagrado Corazón y también los alumnos a los que imparte enseñanza esa congregación. Yo cursé estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de la calle de Alfonso XIII, ese cuyo edificio anexo no le cayó encima a los chicos estas Navidades porque Dios es grande.

A simple vista parece que allí se hicieron todas las cosas que no se deben hacer con un edificio, aunque ahora la dirección del centro, con un par de huevos, lo vende como «el milagro de la calle de Paraguay». Inmenso morro habemus.

Pero si hoy menciono ese centro educativo es porque allí me enseñaron a sentir miedo, el único sentimiento que logró en algún momento amargarme la infancia. No era el miedo a que aplastaran mis dedos con un palo por hablar en clase, ni a que me arrancaran la oreja por salirme de la fila, ni siquiera a los bofetones que propinaban como si le pegaran a un tío hecho y derecho. Antes de que tomara la primera comunión ya había recibido un buen montón de hostias. A pesar de ello, no era su forma de entender la disciplina lo que realmente me daba miedo; yo a quien tenía miedo era a Dios.

Ese Dios implacable y cabrón del que allí me hablaron, un Dios capaz de mandarte 100 años al purgatorio por dormirte en el rosario y a quemarte eternamente en el infierno por tocarte más de los debido tus propios genitales.

Un Dios así al que además había que amar por encima de todas las cosas si querías tener alguna opción de entrar en el reino de los cielos. Hubo por fortuna algún cura disidente de tan tenebrosa pedagogía, pero al final sólo el ejercicio de la razón me sacó de las tinieblas en que me sumieron. Si había un Dios ahí arriba no podía ser tan cruel y mezquino de abrasar a un crío en el averno por descolgar los ojos en el escote de la vecina.

Si había un Dios tenía que ser inmenso, generoso y, sobre todo, comprensivo con los comportamientos y debilidades de una especie que el mismo había creado. Entendí que el otro Dios, el monstruo, era sólo una invención perversa para amedrentar y manipular a los hombres. Ese Dios horrible, el que daba miedo, es el que ahora vuelve a esgrimir la jerarquía eclesiástica española bajo la égida del sector más carca, hipócrita y siniestro de la Iglesia católica. Un Dios que se aparece a ciertos miembros de la Conferencia Episcopal para decirles a sus fieles que no voten a los partidos que hablan con terroristas.

Toda la tradición negociadora de la Iglesia católica en contiendas, secuestros y situaciones de conflicto, toda la labor de sus miembros más comprometidos con la paz y con el dolor humano es pisoteada por la inspiración divina de estos iluminados de conveniencia. Además de pérfidos son torpones, porque su indisimulada pretensión de perjudicar al PSOE en las elecciones lleva camino de provocar el efecto contrario.

No el miedo a Dios, sino al de sus obispos más retrógrados puede lograr la movilización de un voto de izquierdas hasta ahora merecidamente crítico con Zapatero. Es algo que preocupa en el Partido Popular, cuyos estrategas electorales están aterrados con la «mano al cuello» que le están echando quienes mantienen anulado a Blázquez en la Conferencia Episcopal.

Son purpurados de encaje y palacio arzobispal a los que sigue pagando este Gobierno con el dinero de todos los contribuyentes. Jerarcas entregados a los neo yuppies del nacional catolicismo en abierto contraste con los curas y monjas que, con cuatro euros, se pelan el culo trabajando para los más desfavorecidos.

Hay otra Iglesia en la brecha, una Iglesia que alarma a quienes tratan de atribuirse la expedición de billetes al paraíso. Es el caso del teólogo Jesús Pagola, cuyo libro Jesús, aproximación histórica presenta a Jesucristo como un ser excepcional que defiende a quienes padecen las injusticias sociales pero que nunca quiso crear escuela ni jerarquías.

Con ese mensaje hace 500 años sería carne de hoguera; hoy el Santo Oficio sólo puede entorpecer su difusión. En esa obra, que bate récord de ventas en su género, Pagola afirma que el seguimiento de Jesucristo y su forma de vivir la vida y la fe es lo único que te hace cristiano. Nada en Rouco, Martínez Camino o Cañizares me recuerda la vida ni el ejemplo de aquel Nazareno llamado Jesús.

Tampoco el Dios del que hablaba en Judea recuerda a este otro enano y mezquino que se mete en política. Ese Dios del miedo con el que te asustaban desde niño y que temen que pronto ya no asuste a nadie.

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Cuénteme un cuento / 1, 2, y 3, de José Vidal-Beneyto en El País

Posted in Literatura, Política by reggio on 9 febrero, 2008

Esta columna podría subtitularse Los milagros del story-telling, pues trata de los múltiples usos del relato en los más diversos campos y de sus prodigiosos efectos. La práctica de contar historias es una nueva modalidad de comunicación que actualiza las estrategias de la persuasión y desarrolla y profundiza las técnicas de la propaganda, utilizando los recursos del universo narrativo para crear una estructura receptiva y un clima emocional favorables al logro de los objetivos de quien lo utiliza. Surgido en las universidades americanas a finales de los noventa, comienza a producir frutos bibliográficos con el siglo XXI. Las obras de Stephen Denning, Nash Christopher, Francesca Poletta, David Snowden y Marie Laure Ryan, y, entre los franceses, Eddie Soulier, Le story telling. Concepts, outils et applications (2006), y Christian Salmon, Story telling (2007), son una excelente iniciación. ¿Cuándo va a decidirse una editorial española a ofrecer alguno de ellos a nuestros estudiantes?

Pronto hará seis lustros que Roland Barthes, con la agudeza y la pertinencia analítica que le eran propios, presentó (Introducción al análisis estructural del relato, Seuil, 1981) la narración como uno de los más eficaces instrumentos de conocimiento. Las virtualidades que atribuye al relato -«los cuentos del mundo son innumerables», escribe- se agregan al hecho de que haya acompañado a la humanidad desde sus mismos orígenes y de que no quepa imaginar, según él, ni comunidad ni pueblo sin una narración que les haga simbólicamente existir. Cuentos, fábulas, relatos, crónicas, reseñas, memorias, historias, baladas, hablillas, epopeyas, confesiones… son los soportes y ejecutores de la narración, como responsable de la institución emblemática de la realidad.

La narratología que Tzvetan Todorov (Grammaire du Décaméron) y Gérard Genette (Discours du récit) desarrollaron en las décadas de los sesenta y setenta quiso ser una verificación de las propuestas de Barthes y Greimas y ha funcionado como banco de pruebas de la efectividad del relato. Sin entrar en la descripción de un periplo que desborda las posibilidades de esta modesta columna, y renunciado a explorar las complejas diferencias entre la narratología clásica de condición puramente estructuralista y la posclásica que incorpora el contexto al análisis textual, es importante señalar con Gerald Prince (A Grammar of Stories) que, después de la fase clásica dominada por el tratamiento lingüístico narrativo, la narratología se abre a todo tipo de objetos, acontecimientos y procesos convirtiéndose en el antecedente directo de los practicantes del story-telling. Cuando éstos la utilizan en ámbitos tan diversos como la economía, el deporte, el ejercicio militar, la teología, el derecho, la medicina, el marketing, la psicología, la empresa, la política, las ciencias sociales están sirviéndose del saber narratológico de los padres fundadores europeos. Esta voracidad del uso narrativo, esta multiplicidad vocacional del relato no debe hacernos olvidar que en estos tiempos de mesianismo capitalista, consecuencia del imperio del capitalismo de cruzada, los dos grandes referentes son la mercancía y sus consumidores. Movilizado por ese mecanismo que llamamos marketing, en cuyo centro están la gestión y las marcas, el logo, que ya había fagocitado los productos (Naomi Klein, No Logo: lo que se venden no son las mercancías, sino las marcas) se transmuta en su relato, en la historia que lo hace marca. Salmon, apoyado en las reflexiones de Laurence Vincent (Legendary Brands, 2002) y de Sergio Zyman (The End of Advertising as we know it, 2002) entre otros, concluye que la publicidad basada en la imagen de la marca ha sido sustituida por su historia (de la brand image a la brand story) y los consumidores efectivos de la narración han ocupado las posiciones de los consumidores potenciales del producto. De la mercancía a la marca y de ésta a su mito.

Este enaltecimiento del relato y de sus capacidades suasorias interviene en un momento en el que la ideología antiprogreso de los posmodernos, incluso en sus más eminentes representantes (Jean François Lyotard) han intentado y en parte conseguido abolir los valores y símbolos de la Ilustración y de las obras -los Grandes Relatos- que los expresaban. En esta situación la impetuosa emergencia de las prácticas narrativas nos reenvía a la perspectiva cognitiva de Jérôme Bruner (Por qué nos contamos historias, 2002) donde se insiste en la predisposición de los seres humanos para asumir los cuentos y, por tanto, en la necesidad de contárselos. El imperialismo narrativo que ello conlleva ha producido una absoluta literaturización de cualquier conjunto de textos, sean libros o publicaciones periódicas. En inevitable detrimento de los análisis de andadura científica y más aún de las obras de pensamiento, con lo que nuestros grandes pensadores son los literatos de éxito, confirmados por una información mediática, hecha de historietas y estampitas.

La narración, eje de este análisis, no tiene como única modalidad expresiva la manifestación lingüística y textual, sino que en esta civilización digital la forma privilegiada de su existencia es la virtual y los dispositivos y mecanismos que le dan vida, entre los que sobresalen por su generalización los videojuegos. Pero el triunfo del storytelling en los contextos educativos norteamericanos, en particular universidades y escuelas de comercio, ha sido tan extraordinario que hoy abundan los festivales en torno de esta temática y que en más de 500 grandes empresas y organizaciones sociales se les dedica una atención especial. Narrar, simular, persuadir, movilizar. Las agencias de marketing y de relaciones públicas no sólo han contribuido a multiplicar sus usos, sino que han sido decisivos en la mundialización ideológica de su núcleo creencial, que es el de que estoy llamando capitalismo de cruzada. En él, la interacción de religión, economía y política es tan profunda que nos instala en un incendio fusional, una especie de non sancta comunión de los santos. Este capitalismo emocional, como lo llama Eva Illouz (Les sentiments du capitalisme, Seuil, 2006), corresponde a la era de la ficción en que vivimos, en la que la desrealización que han operado los medios y el imperio digital ha alcanzado a todos los ámbitos de la realidad. Me limitaré por mor de la columna a dos decisivos: la economía y la guerra.

El ejemplo más paradigmático de la economía-ficción, que coincide plenamente con la financiarización total de las actividades económicas, el capitalismo casino, es el caso Enron. Creada por Ken Lay, de familia pobre e hijo de pastor evangélico, estudia economía y se establece en Washington a principios de los años ochenta. Es la época de Reagan, para quien «el Gobierno no puede resolver ningún problema, sino más bien crearlos, porque él es el problema. Hay que liberar al empresario de cualquier clase de trabas, hay que comulgar en la magia del mercado». En 1985, la total desregulación del mercado del gas lleva a Ken Lay a crear Enron y, con Jeff Skilling, a servirse del comercio de partidas de gas como si fueran acciones. Enron se convierte en una bolsa de valores de gas natural. Skilling ha convencido a Arthur Andersen para que en la contabilidad figuren como beneficios no las ganancias reales sino potenciales. Esta contabilidad ficticia hace posible que en 16 años los activos pasen de 10.000 a 65.000 millones de dólares y que luego, en menos de un mes, pierdan el empleo más de 20.000 empleados y que más de 2.000 millones de sus pensiones se vayan al garete.

La preparación a la guerra ha sido uno de los campos en los que con más éxito ha intervenido el storytelling montado sobre los videojuegos. El Pentágono, la Universidad de California y Hollywood, convocados por el Institute of Creative Technologies (ICT), que el STRICOM, Departamento de las Fuerzas Armadas de los EE UU, pone en marcha el año 1999 y dota con casi 50 millones de dólares anuales, elaboran un videojuego muy eficaz para la instrucción militar. El JFETS (Joint Fires and Effects Trainer System) se propone situar a los soldados en universos bélicos virtuales que reproduzcan las condiciones reales de las luchas sobre el terreno en Afganistán e Irán. Christian Salmon y sobre todo Steve Silbermann (The War Room, 2004), de quien recogemos la información, insisten en que al combinar la inmersión en un teatro virtual interactivo de estas características con un relato de una potencia simuladora extraordinaria, el efecto de persuasión es tan intenso que apenas una hora después de entrar en él han perdido toda conciencia exterior al juego. Pero además la reducción actual de los recursos humanos y financieros para la instrucción militar hace que, por ejemplo, el programa Reforjar en Alemania, que en 1988 movilizaba 175.000 soldados con un presupuesto de 54 millones de dólares, cuatro años después se limita a 6.500 hombres y algo menos de 20 millones de dólares. Sin olvidar que la utilización cada vez mayor de reservistas y su disponibilidad sólo en cortos weekends y a domicilio obliga a la formación digital; al igual que el entrenamiento en los combates de tipo guerrilla urbana en las guerras de los países del Sur. El departamento militar creado con este fin, el MOUT (Military Operation in Urban Terrains), considera que los videojuegos son el sistema más eficaz por su potencia de simulación y de arrastre. Con ocasión de la creación por parte del Pentágono del sistema DMT, cuyo propósito es que los participantes en el mismo puedan acceder en tiempo real a simuladores que los instalen en teatros bélicos en situación guerrera, se han enfrentado dos concepciones del realismo: el fotográfico y el emotivo. Este último, función de la credibilidad movilizadora de la historia que se ha vivido virtualmente gracias al videojuego. Su multiplicidad los ha convertido como dice Mike Zyde y retoma Maurice Ronai (Le Débat Stratégique, 1999) en instrumentos indispensables para el reclutamiento militar y su adoctrinamiento lúdico, lo que les lleva a calificarlos de armas de distracción masiva.

La sofisticación narratológica de los modos del storytelling y la multiplicidad de sus éxitos no deben ocultarnos que se trata de una técnica cuyo único propósito es reforzar la existencia de la realidad-ficción. De hecho, la imparable función desrealizadora que operan los medios de comunicación hoy tan reforzada por las prácticas digitales era ya patente hace 30 años. De hecho, a finales de los 70, en el marco del International Research Committee on Communication, Knowledge & Culture se lanzó una investigación sobre la producción de la realidad mediática y su voluntad sustitutoria de la realidad real. Su divisa era: los medios no informan sobre la realidad de lo que acontece, sino que la producen. Una investigación que duró tres años y en la que participaron 29 expertos de 16 países permitió desmontar algunos de los supuestos que dominaban la actividad informativa y generaban la desrealización, entre ellos el de la objetividad, a la vez que proponer nuevas categorías. La de mayor éxito fue la que propuso reemplazar la denominación de diarios de calidad y de prestigio por la de publicaciones de referencia. Después de varios seminarios y simposios, los principales resultados de nuestro análisis vieron la luz en dos libros: Producción de la realidad y diarios de referencia dominante y Telediarios y producción de lo real, publicados ambos en 1982, gracias al Instituto de Radio y Televisión y a su director, José Jiménez Blanco.

Más allá de la impugnación unánime del cuantitativismo y del cuestionamiento del paradigma del two step flow, se determinaron los dispositivos esenciales en la construcción mediático-digital de la realidad. Su comparación con el funcionamiento del storytelling pone de relieve su vecindad modal y sobre todo su parentesco teleológico.

Pero donde esta técnica se quita la careta es en su alineamiento con la versión más dura de la propaganda. No se trata sólo como escribe Christian Salmon de su contribución al triunfo del infotainment sino de la transformación de la práctica informativa en propaganda directa, en industria de la mentira, al servicio de los poderes económico-políticos. Fox News y el presidente Bush son su ejemplificación clamorosa. Lo cual tampoco es de hoy. Edward Bernays, sobrino de Freud emigrado a Estados Unidos y venerado como padre fundador de las relaciones públicas, aportó perfeccionamientos importantes a las técnicas publicitarias y es considerado como un antecedente capital de la que estamos comentando. Militante entusiasta de la propaganda, en su libro del mismo nombre -publicado en 1928 y reeditado en 2004- no sólo legitima su existencia sino que la presenta como la forma más eficaz de evitar el caos, de hacer posible que las sociedades modernas puedan vivir en paz y armonía.

Ahora bien, este optimismo hipócrita oculta las consecuencias de la utilización de la propaganda para usos económicos y políticos de los que Bernays es un protagonista excepcional. Sólo tres ejemplos de campañas inspiradas u organizadas por él. La promovida por General Motors, Firestone y Standard Oil para acabar con los tranvías en las ciudades americanas y sustituir su transporte por autobuses y coches particulares. Con un éxito total. La que tuvo como objetivo que las mujeres pudieran fumar en público, instada y pagada por American Tobacco, que en menos de 18 meses duplicó el uso del cigarrillo en EE UU; y la que puso en marcha la Oregonians Food & Shelter Association oponiéndose a la limitación de los productos químicos en agricultura, que supuso desde el primer año para las sociedades Chevron Chemical, Dupont y Western Agricultural Chemicals un aumento de más de 80 % de sus beneficios.

¿Cuántos cánceres hay que apuntarle en el debe al señor Bernays por tan brillantes éxitos? Finalmente, su vasta operación de relaciones públicas en favor de la política de United Fruit Company en Guatemala, que se oponía a que el Gobierno del presidente Arbenz expropiara, aunque fuese contra retribución, las tierras que poseía pero no cultivaba. El éxito de la campaña de Bernays en Estados Unidos provocó la intervención de la CIA, el derrocamiento de Arbenz y el nombramiento del General Castillo Armas con la eliminación de más de 100.000 personas.

¿Cómo es posible, se preguntan Noam Chomsky y Edward S. Herman en Manufacturing Consent, que un genocidio de tal magnitud haya quedado impune? Y, ¿cómo es posible, me pregunto yo, que su cómplice intelectual siga siendo honrado en tantas escuelas de relaciones públicas, comercio y publicidad. Porque el marketing y sus técnicas no autorizan el asesinato ni pueden justificar las matanzas.

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Superignorancia en el ‘supermartes’, de Gustavo de Aristegui en El Mundo

Posted in Internacional by reggio on 9 febrero, 2008

TRIBUNA LIBRE

He vivido casi 10 años en Estados Unidos, me he educado en colegios angloamericanos durante más de 12, conozco 35 estados de la Unión, tengo dos hermanos con ciudadanía estadounidense y viajo al país cuatro o cinco veces al año. Me encuentro en este momento en Washington DC, en un evento importante, en el que participaban los líderes políticos más destacados, tanto del Partido Republicano como del Demócrata. Como europeista convencido y creyente en la importancia de la relación trasatlántica no deja de sorprenderme el profundo desconocimiento que se tienen Europa y Estados Unidos. Vengo leyendo desde hace semanas en la prensa europea y española toda clase de análisis sesudísimos sobre las primarias y las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre en este país. Prácticamente ninguno ha acertado en casi nada. Quizás a los analistas políticos les acabe pasando lo que a los economistas que son los únicos que pueden explicar por qué no acabó pasando lo que predijeron, y es que lo que yo creo que hay que hacer es explicar por qué han pasado las cosas más que hacer de adivino. El análisis tiene que mostrar tendencias, y el supermartes empieza a atisbar lo que puede ocurrir el segundo martes del mes de noviembre de este año bisiesto.

A muchos parece haber cogido por sorpresa la fuerza y el carisma de Barack Obama, yo recuerdo todavía su discurso en la convención demócrata de Boston hace tres años y medio, cuando todavía no había ganado su escaño en el Senado de EEUU. Fue un día entre semana y a las 10 y pico de la noche, no se puede decir en términos americanos que eso hubiese podido ser prime time. Recuerdo haberle dicho a mi mujer que estaba contemplando al que podría llegar a ser el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos de América. Lo curioso es que, después de aquel excepcional discurso, lleno de sentido común, de fuerza y de ilusión, después de ese muy relevante discurso, Obama no ha hecho gran cosa, sigue teniendo la fuerza y el carisma de siempre, pero falla en los contenidos, sus detractores dicen que no los tiene y sus partidarios razonables y no incondicionales dicen que le falta madurez política. Sea como fuere, Obama tiene madera de presidente y, ahora o más tarde, es bastante probable que acabe siéndolo.

Hillary Rodham Clinton (se rumorea que si gana las elecciones recuperará su nombre de soltera) es un caso distinto, comparte con Obama la sólida formación jurídica, pero provienen de mundos diametralmente opuestos. La señora Clinton que fue primera dama durante ocho años, siempre fue elogiada por su brillantez e inteligencia, temida por su tenacidad y criticada por su proverbial frialdad. Pero fue justamente el día en que mostró su humanidad, haciendo declaraciones ante las cámaras tras su primera derrota frente a Barack Obama, cuando resurgió de sus cenizas como un ave fénix político. La pugna por la nominación está mucho más reñida en el lado demócrata que en el republicano. En este momento, a fecha de hoy, Hillary Clinton cuenta con 1.045 delegados de los 2.025 necesarios para asegurarse la nominación, frente a 960 de Barack Obama. En términos electorales es un virtual empate. La noticia del momento es, sin embargo, que las recaudaciones de Obama en el mes de enero más que duplican a las de Hillary Clinton (32 millones de dólares frente a 13,5), lo que ha obligado a la señora Clinton a poner cinco millones de dólares de su propia fortuna en el mes pasado. Las donaciones de campaña son un termómetro importante para determinar por dónde sopla el viento; sin embargo, de haber sido ese el criterio para determinar quién andaba más fuerte del lado republicano, habrían dado por desahuciado hace dos o tres meses al senador McCain, que cierto es que no sólo remontó los resultados en las encuestas, sino también en las donaciones gracias a haber obtenido el apoyo de alguno de los más notables recaudadores de fondos del país. Otra cuestión que tendrá una importancia determinante en la dominación demócrata será el apoyo del voto latino, cada vez más influyente y que quizá en esta ocasión sea más homogéneo que en las anteriores elecciones presidenciales. Cuando desde Europa se piensa en estados con frente implantación latina, se piensa en California, Texas o Florida y se olvidan de Illinois y de la ciudad de Chicago, donde hay una potentísima comunidad mexicana que ha apoyado al senador Obama en más de un 50%.

Resulta también interesante constatar cuáles son los asuntos de mayor importancia para los votantes potenciales de uno y otro partido. Para los republicanos es, primero, la economía; en segundo lugar, la inmigración; y en tercer lugar, Irak. Para los demócratas es, primero, la economía; segundo, Irak y tercero, todo lo demás. Por lo tanto, en Estados Unidos, como sin duda será también el caso de España, la situación económica va a tener un peso fundamental en las elecciones, especialmente entre los votantes indecisos.

Lo que ha ocurrido en el campo republicano merece una breve reflexión, algunos candidatos que empezaron con una fuerza arrolladora, como el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, se desinflaron pronto por graves errores tácticos y algún escándalo de tráfico de influencias de algún amigo del ex alcalde. La campaña republicana empezó con chistes divertidos hechos por los propios republicanos: «Cómo estará este partido para que tengamos un católico polígamo [en referencia a los divorcios de Giuliani] y un mormón monógamo [en referencia a la religión del ex gobernador de Massachusetts el millonario Romney)». El ex senador y ex actor Fred Thompson, que entró tarde en la carrera y desapareció muy poco después, fue el el ausente-presente durante muy pocas horas. El pastor Huckabee parecía tener impulso y fuerza entre los sectores más conservadores del Partido Republicano y se ha desinflado casi completamente. En este momento, se está emitiendo en las televisiones de Estados Unidos un anuncio de la campaña del senador McCain en la que subraya sin comentarios las contradicciones políticas en las que ha incurrido el ex gobernador Romney. Hay quien dice que, con la nominación prácticamente en el bolsillo, este anuncio estaba de más, pero los analistas dicen que es la respuesta del senador McCain a la campaña de desacreditación que le hizo el ex gobernador Romney al principio de la carrera por la nominación republicana. Lo que es lo mismo, aunque McCain ya haya ganado, no va a perdonar a Romney su campaña de descalificaciones. Finalmente, las presiones internas del Partido Republicano convencieron al ex senador mormón de retirarse, como hizo el jueves. La asignatura pendiente que le queda al senador McCain es tratar de garantizarse el apoyo del sector más conservador del Partido Republicano, lo que no parece nada fácil.

Concretamente del lado republicano, el senador McCain tiene 707 delegados de los 1.191 que se requieren para la nominación, el ex gobernador Romney 294 y el gobernador Huckabee 195. Aunque el ex alcalde Giuliani se cayó de la carrera muy pronto, tenía algunos potentes apoyos dentro del partido, como el senador Coleman de Minnesota u otras figuras centrales a lo largo y ancho del país, que han prometido su apoyo al senador McCain, muy a destacar el incondicional y entusiástico del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

La gran comidilla de los mentideros políticos de esta capital son los últimos sondeos que comparan a los dos candidatos demócratas con el casi seguro vencedor del lado republicano, el moderado y sensato senador McCain, a quien tuve ocasión de saludar esta misma semana. Los sondeos arrojan un resultado nada sorprendente para quien conozca este país. En una eventual pugna McCain-Hillary Clinton, ganaría con cierto margen el senador McCain. La explicación de algunos senadores y congresistas republicanos con los que he conversado esta mañana es que el voto negativo que suscita la señora Clinton unificaría al partido republicano en torno al senador McCain. Por el contrario, si la disputa electoral se dirimiese entre el senador McCain y el senador Barack Obama, se llevaría el gato al agua éste último, también por un estrecho margen. La explicación de los gurús políticos es que la incipiente recesión económica siempre haría más daño al partido inquilino de la Casa Blanca.

Hace unos días, en las páginas de este periódico, se publicó una entrevista con el historiador Tony Judt, en la que destacaba sobre todo que la clase política, los líderes políticos del siglo XXI, no estaban a la altura de los riesgos, retos y amenazas a los que nos enfrentamos. El mundo, en este comienzo de siglo, tiene desafíos colosales, algunos de seguridad, como el terrorismo y el fanatismo que lo alimenta; otros de inestabilidad política, geopolítica, económica y social; y otros relacionados con la pobreza, la desigualdad o los desafíos naturales de diversa índole. Estados Unidos es la primera potencia del mundo, es también una democracia y es la primera vez en la Historia de la humanidad en que el mundo ha tenido como potencia hegemónica a una democracia.

Estados Unidos tiene que entender la inmensa responsabilidad que lleva aparejado el hecho de ser la única, por el momento, superpotencia del mundo, y está muy bien y es lógico que el debate se centre en política interior, pero no es menos cierto que influye mucho en las políticas del mundo entero, quién sea el presidente de Estados Unidos.

Sé que es cargar con un peso excesivo en los hombros del votante rural de Kentucky o de Nuevo México, o del más urbano de Los Angeles o Nueva York , pero es la realidad, es innegable y se pone de manifiesto en la intensa cobertura informativa que todos los medios de comunicación mundiales dedican a esta campaña electoral. Todas las épocas piensan que sus líderes no están a la altura. Recuerdo siempre la frase de Churchill sobre los héroes, a los que definía como «gente ordinaria haciendo cosas extraordinarias». Yo sólo espero que aparezcan en el horizonte del mundo o que los que hay se transformen en los Churchills, Adenauers, DeGaulles o Roosevelts del siglo XXI.

Gustavo de Arístegui es diplomático y ha sido portavoz de Exteriores del Partido Popular en el Congreso de los Diputados.

© Mundinteractivos, S.A.

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Los posos del ‘supermartes’, de David Seaton en El Mundo

Posted in Internacional by reggio on 9 febrero, 2008

LA POLEMICA INTERNACIONAL

CONSECUENCIAS DE LAS PRIMARIAS DE EEUU. La victoria de McCain despeja el futuro del Partido Republicano ante las elecciones presidenciales mientras el empate entre Obama y Clinton deja un feo paisaje para los demócratas

Las primarias a escala nacional, el denominado supermartes, han clarificado la carrera entre los republicanos mientras que han sumido a los demócratas en una batalla interna larga y posiblemente muy destructiva. En el lado republicano, el gran triunfador de la noche, John McCain decía majestuosamente: «Creo que debemos irnos haciendo a la idea de que somos los favoritos del Partido Republicano». En una reacción inesperada, un Mike Huckabee escaso de recursos, gastando lo que él llamaba «la Maravedí de la viuda», ha barrido al millonario Mitt Romney en el sur. «Ha habido muchos que se han empeñado en presentar ésta como una carrera entre dos hombres. ¿Sabéis lo que os digo? Que así es, y que nosotros estamos en ella», ha manifestado. Huckabee es el favorito para ser el escogido por McCain para vicepresidente; unos latidos de un corazón de más de 70 años le separarían de la Casa Blanca. Los píos partidarios del reverendo Huckabee se contentarán, probablemente, con dejar todo lo demás en manos de la providencia.

En la semana anterior al supermartes, Barack Obama parecía imparable. En la revista Commentary, James Kirchick comparaba la histeria mediática que rodeaba a Obama con la que rodeaba a lady Diana Spencer. Muchos comentaristas comparan a Obama con John F. Kennedy. El hermano del fallecido presidente, el senador Edward Kennedy, y su propia hija, Caroline, anunciaron su respaldo a Obama, como lo ha hecho el otro senador por Massachusetts, el ex candidato, John Kerry, y también el gobernador del estado, Deval Patrick; sin embargo, los militantes del partido, especialmente las mujeres, no lo han visto así y Hillary Clinton ha derrotado a Obama en Massachusetts, con un 56% frente a un 41%. Como ha escrito Joan Vennochi en The Boston Globe: «La política no puede ser más visceral que el enfrentamiento entre Clinton y Obama en Massachusetts». Y Fred Siegel ha escrito en City Journal que «sólo un síndrome de clintonfobia aguda es capaz de explicar la coincidencia de tantos sesudos miembros de ambos partidos, en hablar bien de un candidato con unos conocimientos tan escasos del mundo, a quien nunca se le ha puesto a prueba y que nunca ha dirigido nada más grande que un despacho de senador. ¿Será suficiente con el envoltorio para resolver nuestros problemas?».

En California, a pesar del respaldo de la sobrina del presidente Kennedy, Maria Shriver, que es la primera dama del estado, Obama ha perdido frente a Hillary por una diferencia de 10 puntos, que ha sido de 32 puntos en el caso del voto latino, que en opinión de muchos observadores será decisivo en las elecciones de noviembre. La rivalidad seguirá en pie probablemente hasta la convención del Partido Demócrata, en agosto, y dejará un fuerte poso de mal rollo. El comentarista de la CNN John Dickerson ha definido correctamente la situación con las siguientes palabras: «El problema del Partido Demócrata está en que las cosas se pongan feas. Si se empieza a abrir una brecha en torno a cuestiones como la raza y el sexo, se pueden poner muy feas en un abrir y cerrar de ojos… McCain tiene por delante un periodo de tranquilidad mientras los demócratas se hacen pedazos los unos a los otros».

© Mundinteractivos, S.A.

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Obama en movimiento, de Manuel Castells en La Vanguardia

Posted in Internacional by reggio on 9 febrero, 2008

OBSERVATORIO GLOBAL

La campaña de Barack Obama se ha convertido en movimiento social . En un país en el que sólo algo más de la mitad de los ciudadanos votan en la decisiva elección presidencial, se está viviendo la política con una intensidad que no se veía desde los sesenta. En parte se debe a una movilización anti-Bush y adláteres, a los que una gran mayoría ya no soportan. Pero la fuente de este remolino de ilusión y esperanza es la candidatura de Obama.

Un dato. Los Clinton están agotando sus fondos electorales. La razón es técnica y política a la vez. Aunque tienen mucho más apoyo de ricos donantes que Obama, la ley limita a 2.300 dólares el dinero que una persona puede enviar a una campaña. Aunque hay formas retorcidas de financiación, llega un momento en que ya no bastan. Hillary Clinton recibió grandes sumas durante un año. Obama recibe pequeñas donaciones, de 25, 50, 100 dólares, que aumentan sin cesar, de millones y millones de personas. De modo que cuando horas después de las primarias del 5 de febrero Hillary anunció que iba a utilizar cinco millones de su cuenta particular (no tienen problema, porque Bill cobra 350.000 dólares por conferencia) para realimentar su campaña, Obama pidió a sus seguidores que compensaran esa inyección de Clinton y en 24 horas recibió cinco millones y medio en pequeñas donaciones.

Y es que Obama aparece como alguien distinto, como alguien capaz de romper con el pasado, con los profesionales de la política, con los lobbies que mandan en Washington, como alguien honrado y sincero y, sobre todo, como alguien capaz de unir a la gente por encima de ideologías, etnias, sexos o clases. Es un discurso en cierto modo ingenuo y nacionalista de buena pasta: unir a los estadounidenses para solucionar sus problemas cooperando y para recuperar la confianza del mundo volviendo a la democracia de verdad. Sin dejar la lucha contra el terrorismo, que sigue siendo una amenaza.

Mucha gente, y sobre todo los jóvenes, se identifica con él: ¿por qué no nos juntamos y solucionamos las cosas sin enfrentamientos y sin politiquería? Hillary Clinton, aunque quisiera decir lo mismo, no puede: demasiado equipaje a sus espaldas. Es esta diferencia generacional y de personalidad la que marca la campaña. Es la política emocional la que cuenta, mucho mas que los programas, como han demostrado científicos cognitivos como George Lakoff y una corriente cada vez más importante de analistas políticos.

Y así, miles de voluntarios, sobre todo jóvenes, van puerta a puerta en todo el país, explicando a la gente por qué Obama y, sobre todo, convenciéndoles de que se conecten por internet con barackobama. com, donde surge un mundo de debate, de ideas, de informaciones, de vídeos, de conexiones con multitud de otras webs. Es la campaña de la generación de internet y los móviles. Pero con formas de contacto personal, festivo y respetuoso, como en los mejores tiempos.

En lo concreto las diferencias entre Obama y Hillary sólo son importantes sobre Iraq.

Él denunció la guerra.

Ella votó con Bush por la guerra y luego pareció seguir a Bush cuando enfilaba el ataque a Irán. El asegura que en un año sacará las tropas de Iraq (manteniendo un fuerza antiterrorista en la zona por si acaso) y que negociará con Iraq y Siria. Ella deja la fecha abierta y dice que la negociación depende de cómo vaya por ahí.

Según Hillary Clinton, ella propone la cobertura de salud universal y Obama no. En realidad ninguno de los dos propone la verdadera cobertura universal (la española o europea), porque no se puede en su contexto. Y los dos tratan de hacerlo indirectamente. Clinton, obligando a la gente o a sus empresas a comprar un seguro. Obama, subsidiando a la gente para que lo puedan comprar, lo que es equivalente.

Y en la economía ninguno de los dos tiene política por el momento, más allá de un estímulo de devolución de impuestos y subsidios concretos.

Por tanto, es la ruptura de Obama con la política tradicional de máquinas de partido y apaños en la trastienda, es su capacidad de unir más que dividir y de hacer soñar en otro mundo posible lo que está conectando con la gente. Eso no quiere decir que gane. Es más probable que gane Hillary. Dos razones y media. La primera es que de los más de dos mil delegados necesarios, 800 no son elegidos: son políticos profesionales. Aquí Clinton tiene una gran mayoría. La segunda es el voto latino y asiático. Obama ganó el voto blanco en California, pero perdió porque los latinos fueron un tercio de los votantes y votaron 2 a 1 por Hillary.

Y como en el horizonte se dibuja Texas, esta puede ser la salvación de los Clinton. ¿Por qué? Porque Clinton fue un buen presidente para ellos. Y porque aunque el sueño de Obama es unir, la brecha racial pervive en Estados Unidos. Y la más profunda, y recíproca, es entre latinos y negros, porque compiten por los mismos empleos y por los mismos programas asistenciales.

La media razón es el apoyo femenino a Hillary Clinton. Pero digo media porque es dispar: mucho más entre latinas, mucho menos entre negras; más en blancas viejas, mientras que las jóvenes se inclinan por Obama.

El discurso de trascender las diferencias étnicas y de sexo choca con la realidad de estas diferencias. También cuenta la diferencia de clase: los sectores profesionales y más educados apoyan a Obama en una alta proporción.

Ahora bien, pensando en la elección presidencial de noviembre, el punto decisivo es que los independientes y muchos republicanos están dispuestos a votar por Obama contra un republicano militarista como McCain, mientras que Hillary Clinton inspira rechazo más allá de los demócratas. De ahí la importancia de estas primarias para el futuro de Estados Unidos y del mundo. Pero cualquiera que sea ese futuro, algo ha cambiado irreversiblemente en este país. En medio de la guerra y la crisis económica, ha repuntado la esperanza en la democracia.

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Un choque en casa, de Xavier Batalla en La Vanguardia

Posted in Internacional by reggio on 9 febrero, 2008

LA NUEVA AGENDA

La mejor manera de averiguar si un estadounidense blanco es demócrata o republicano no es tener conocimiento de cuáles son sus ingresos. La clave es saber quién de los dos va más a la iglesia, como mantiene John Micklethwait en The Economist.En los últimos comicios presidenciales, el republicano George W. Bush cosechó el 71% de la parroquia evangélica, donde los más integristas se salen por la extrema derecha.

La religiosidad de la sociedad estadounidense resulta chocante para los europeos desde que Alexis de Tocqueville escribiera sobre el fenómeno a principios del siglo XIX. Estados Unidos es la nación más religiosa entre las más avanzadas, pero ni todos los estadounidenses son fundamentalmente religiosos (el 60% considera que la religión es muy importante) ni los que se confiesan religiosos son íntegramente iguales (los evangélicos son el 26% de la población). Garry Wills sugirió en The New York Times que el ascenso de los integristas cristianos es una revuelta contra la Ilustración, la base fundacional de Estados Unidos. ¿Se trata, entonces, de un choque de civilizaciones en casa?

El término evangélico se utiliza para referirse a quienes dicen tener la fe del carbonero en un conjunto de tradiciones, se toman la Biblia al pie de la letra o creen haber tenido una experiencia personal que les permite decir que han vuelto a nacer. Bush hijo, por ejemplo, se declara cristiano que ha vuelto a nacer después de haber creído que la solución estaba en la botella.

Los evangélicos se quejan de que la prensa emplea machaconamente el término para referirse a la franja del protestantismo más conservador. Los evangélicos dicen que han evolucionado, aunque todo indica que lo han hecho más socialmente que en las ideas. En la primera mitad del siglo XX, H. L. Mencken, un librepensador, calificó a los evangélicos de «puritanos atrasados», y Richard Niebuhr, un teólogo que fue fuente de inspiración para los demócratas, dijo que la fe de los evangélicos era la «religión de los desposeídos». Ahora, al menos sociológicamente, el mundo evangélico ha sufrido un cambio copernicano. Hasta principios de la década de 1990, a los evangélicos se les tenía por un grupo de gente pobre, sin educación y fácil de manejar. En los últimos treinta años, muchos evangélicos han pasado a formar parte de la elite económica y manejan con soltura a amplios sectores de la sociedad estadounidense. Los evangélicos han penetrado incluso en algunos templos considerados laicos, como puede ser Hollywood. El actor Mel Gibson ya ha demostrado la influencia del dólar evangélico con el éxito de su película La pasión de Cristo.

La influencia de los evangélicos en las dos victorias de Bush como candidato a la presidencia fue más que notable. En las elecciones del 2000 y del 2004, no hubo otro grupo más importante para Bush que el formado por evangélicos y cristianos conservadores, cuya fortaleza radica en el sur. Los evangélicos representaban entonces el 23% del electorado, y los republicanos pusieron todos sus huevos en el cesto de los más fieles, cuya respuesta fue casi un milagro político, incluido el de Florida.

A principios del siglo XX, la corriente principal del protestantismo apoyó la tradición idealista del internacionalismo liberal del demócrata Woodrow Wilson. Pero ahora, cien años después, esta corriente ha retrocedido ante los fundamentalistas, mientras la Iglesia católica, que también apoyó el multilateralismo de Wilson y Roosevelt, no acaba de recuperarse de los escándalos sexuales. Los wilsonianos históricos creían, y creen, que una sola nación, por iluminada que sea, no puede ser el juez mundial. Pero evangélicos y neoconservadores les han enmendado la plana.

Las creencias sobre el carácter providencial de Estados Unidos, amplificadas por los neoconservadores de Bush, han moldeado la idea que los estadounidenses tienen de su papel en el mundo. No han faltado voces – como Arthur Schlesinger con The vital center que han tratado de racionalizar este debate, aunque su influencia ha sido limitada. Ahora, John McCain, un moderado, es el favorito entre los republicanos, pero tiene problemas con su parroquia, ya que los evangélicos no lo consideran uno de los suyos. Algunos incluso han dicho que prefieren que gane Obama o Clinton antes que un liberal que se dice republicano. Y otros mantienen que lo lógico es que McCain tenga como compañero electoral a Mike Huckabee, pastor evangélico, para ampliar su base en los estados bíblicos. Veremos si Dios será tan omnipresente en los comicios del 2008 como lo fue en los dos anteriores.

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La martingala de Jérôme Kerviel, de Gregorio Morán en La Vanguardia

Posted in Economía by reggio on 9 febrero, 2008

SABATINAS INTEMPESTIVAS

Pocas cosas hay tan viles y vergonzosas como las grandes instituciones cuando reniegan de alguien que las ha dejado en evidencia. Jérôme Kerviel, 31 años, familia media, estudiante medio, cabeza bien asentada, escasas pasiones, colocó en bancarrota al tercer banco de Francia, la Société Générale, durante cinco días. Si el fin de semana del 19 de enero llega a producirse una filtración, el lunes se hubieran agolpado los clientes en las ventanillas para retirar sus fondos y el Estado se hubiera tenido que hacer cargo de la quiebra. Los estados modernos asumen las derrotas, las victorias son siempre del capital privado; es la nueva distribución funcional de la economía.

Cuando la tarde del viernes, Jérôme Kerviel cometió el error de marcharse de fin de semana para visitar a su madre, bretona de Pont-l´Abbé, se desató una auténtica explosión en cadena. El primer inspector dio la alarma, y así sucesivamente, en un secreto guardado a precio de vidas porque se iba al traste el negocio.

Ningún partido político sería capaz de convocar a su comité ejecutivo en un fin de semana sin que se enteraran hasta los quiosqueros, pero el consejo ejecutivo de un banco sí. Se reunieron en domingo tras haber recuperado al chico ese del agujero, que primero se hacía el despistado alegando que carecía de cobertura y luego se limitó a explicar su hazaña como una martingala;palabra sabrosísima que trae a maltraer desde hace muchos años a los filólogos. No se sabe a ciencia cierta si nació española, francesa, italiana o incluso árabe, pero tiene multitud de aplicaciones. Lo único preciso sobre la procedencia de la martingala es que designó un trapo oculto en la coraza que permitía a los caballeros mear sin hacérselo encima. Una martingala, un truco de los caballeros antiguos para mear sin descomponerse.

¿Sabían ustedes que la primera prueba del sospechoso de la banca de productos financieros consiste en mirar su tablilla de vacaciones? Si no ha cogido nunca días libres, está dentro de toda sospecha. Cuando uno juega sobre materiales tan fungibles como contratos a término,derivados de acciones,rogue trading,y así sucesivamente, no es posible dejar tu silla caliente y que la ocupe otro. Los canales de los grandes bancos para hacer decir a los medios de comunicación lo que les dé la real gana tienen un costo relativamente pequeño, como el chocolate del loro. Bonus en especies, por utilizar la terminología del gremio. Por eso me hace gracia leer las boberías e infundios sobre la tortuosa personalidad de Jérôme Kerviel. Como hay que convenir que se trata de un estafador, cosa absolutamente falsa, lo primero es encontrarle alguna pasión oscura. El juego, por ejemplo. Sería ideal que Jérôme fuera ludópata. Pero no, a lo único que juega es al billar. Al billar y a ejercer de trader.¿Qué es un trader?Para no meterse en berenjenales – nada hay más ajeno a la lingüística que el mercado de valores; mine (compro), yours (vendo). Es un operador bancario autorizado para vender y comprar productos financieros. En España se usa más la expresión bróker,que no es lo mismo pero muy parecido, y que antaño se definía muy obviamente como agente de cambio y bolsa.

Probablemente el mayor error de Kerviel fue su escasa sensibilidad política. Los jóvenes tiburones de los productos financieros tienen un desdén absoluto por la política, hacia lo social en general. Es lógico, operan con esencia de papel dibujada en un ordenador. Qué carajo le importa quién fabrica qué y dónde y bajo qué régimen, si él está en otra onda. En la planta 6. ª del edificio de Société Générale en el bulevar parisino de La Defensa – agarren el coche un domingo y sabrán lo que es un tanatorio postindustrial, desolado, vacío, intimidante, y repitan el lunes para encontrarse otra galaxia, donde los enanitos han salido del musgo y de la setas- allí trabajan quinientos magos de los productos financieros, el grupo Delta One, como en las películas. ¿Sabían ustedes que lo más solicitado hoy en la banca de los productos financieros de alta gama son los matemáticos? Son capaces de calcular la última derivada de un ejercicio estadístico o el grado casi cero de un cálculo de probabilidades. A Kerviel le falló la política, la más despreciada de las variables de un trader.

Nadie con un mínimo de sensibilidad política pone en juego 50.000 millones de euros en operaciones financieras cuando la bolsa está en caída libre y la perspectiva política del imperio norteamericano se exhibe amenazada de gangrena.

Para gentes como Kerviel la política es algo tan desdeñable y aleatorio que resulta apenas medible en las variables estadísticas; oficio de gente vulgar y charlatana. Lógico, la conciencia de Jérôme se formó en el 2005, cuando empezó a operar a lo grande en Société Générale y pudo con un sencillo juego de contratos a término, sumado a un rebote de derivados de acciones, conseguir sobre la compañía de seguros Allianz un bonus que se acercaba a los 500.000 euros. Aclarémonos. Kerviel no es un estafador, es un jugador de la casa Société Générale, que nunca gana nada que no multiplique el beneficio de su propia entidad. Es decir, que si en el 2005 consiguió llevarse miles de euros, hagan números de cuánto se llevó la Société. Pero es más, ahora sabemos que el año pasado, en otra operación del mismo estilo, consiguió hacerle ganar a su banco 1.400 millones de euros. ¿Quién le puede toser a un tipo así? Se imaginan al Gran Jefe, el PDG como dicen en Francia, el implacable Daniel Bouton, llamando a capítulo al joven Kerviel para decirle: «Muchacho, no corras tanto, no nos hagas ganar tanto dinero».

¡Qué impostura! Agarremos la moviola desde el domingo 20 de enero que se reúne el comité ejecutivo para evitar la quiebra. Descubren que Kerviel ha puesto en juego 50.000 millones de euros, cantidad superior al valor del banco. ¿Y qué hacen? Se lo voy a contar. Primero, avisar a la autoridad de la Bolsa de París para hacerla cómplice de lo que ocurra a partir de ese momento. Segundo, conchabarse para que nadie del Gobierno, ni siquiera el presidente Sarkozy, sepa una palabra. Tercero, aprovechar el lunes, 21, para colocar en el mercado todo el riesgo. Cosa fascinante y quizá única en la historia de la bolsa, un sólo trader desembarca en el mercado del lunes 50.000 millones de euros, lo suficiente para conmocionar las bolsas y más si están remisas. Lo que ocurrió en los mercados bursátiles el lunes y el martes habrá alguien que lo explique algún día, pero lo cierto es que el miércoles, el riesgo de 50.000 millones de euros se había reducido a un agujero de 4.900 millones. Y entonces nos enteramos. Si fuera posible hacer una broma diríamos que por eso se llama banca de futuros,porque es la ciencia ficción hecha realidades contables.

Pero fíjense lo que es la vida. Todo el mundo conmocionado por la terrible historia de un bróker de 31 años que se jugó un montón millones en un momento inoportuno. Se equivocó de coyuntura. Le falló el contexto. Pero apenas nadie ha recordado que el presidente del banco, el correoso Daniel Bouton, casi sesentón, casado con banquera, jugador de golf, antiguo político, jactancioso de que en su empresa había un puñado de jóvenes que ganaban más que él – porque se exponían y le hacían ganar más al banco- ha tenido que visitar los juzgados de París, tal que ayer, el pasado lunes 4 de febrero, por un asunto también grave para la ciudadanía y para el Estado. Está acusado de blanquear centenares de millones de procedencia rusa y vía Israel. El caso se denomina Sendero dos y sienta en el banquillo a 151 peces de diferente tamaño. Si aparece es en letra pequeña pequeña, tanto que casi no se ve. Eso sí, cuando le apuntaron con el dedo y le dijeron que era el máximo responsable, imperturbable, con su calva y sus gafas y su sonrisa de medio lado, hizo saber al personal, muy solemnemente, que ante la situación, renunciaba durante seis meses a cobrar su salario ¡y hasta sus bonus! ¿Por qué seis meses y sólo hasta junio? Porque habrá de hacer su declaración de hacienda, y el caballero, antes que bancario, ejerció de recaudador de impuestos. Ahora se entiende la razón del lema publicitario de Société Générale, que tantos clientes le hicieron llegar: «Un banco conocido por su excelencia en el manejo del riesgo». Voilà.

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