Reggio’s Weblog

El 9-M se convierte en la cita electoral más abierta en España desde 1993, de Enric Juliana en La Vanguardia

Posted in Política by reggio on 16 febrero, 2008

LA CRÓNICA: FALTAN 22 DÍAS PARA LAS ELECCIONES

El sondeo de la Generalitat registra, por primera vez, una erosión del PSC

Desde las elecciones legislativas del 6 de junio de 1993, en las que Felipe González se impuso a José María Aznar tras una agónica campaña, España no ha vivido un proceso electoral tan abierto como el que ahora está a punto de arrancar. Hace cuatro años, fue distinto. La jornada del 14-M se transformó en la catarsis política de una enorme tragedia. En aquella ocasión, el dramatismo emergió de golpe; no fue fruto de una progresiva incertidumbre.

La encuesta dada a conocer ayer por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirma e incluso acentúa la percepción de un posible empate entre los dos grandes partidos españoles, cuando falta una semana para el inicio formal de la campaña electoral. Se confirmaría así el velado pronóstico que efectuaba el pasado domingo en La Vanguardia el sociólogo Fernando Vallespín, director del CIS: «El Partido Popular no ha conseguido nunca, en esta legislatura, colocarse por delante en los sondeos; pero el PSOE tampoco ha logrado un avance claro». Esto es lo que hay. O así lo parece.

El sondeo del organismo gubernamental, sin embargo, ofrece indicadores claramente favorables al PSOE en lo que se refiere a las expectativas de victoria y a la popularidad de los líderes. José Luis Rodríguez Zapatero sigue aventajando claramente a Mariano Rajoy en valoración social. La segunda posición la ocupa Josep Antoni Duran Lleida, hospitalizado desde el pasado fin de semana.

La difusión de la encuesta del CIS coincidió ayer con la publicación del barómetro de invierno del Centre d´Estudis d´Opinió (CEO) de la Generalitat de Catalunya, en el que la intención de voto atribuida a los socialistas sufre un severo recorte de diez puntos, que van a parar al abultado campo de los indecisos.

Aparentemente, el CEO habría encontrado, por fin, al català emprenyat,misteriosamente ausente del barómetro de otoño, momento álgido de la crisis de las infraestructuras en Catalunya: el recuerdo del gran apagón del verano en Barcelona, el colapso del servicio ferroviario de cercanías, el retraso en los plazos del AVE… En aquel sondeo, daba la impresión de que la sociedad catalana asistía impertérrita al huracán Maleni (Magdalena Álvarez, Maleni,ministra de Fomento, orgullosa como una reina mora y contumaz agitadora de todos los malhumores catalanes acumulados).

Nada parecía ocurrir en las capas freáticas de la sociedad, mientras, en la superficie, los medios de comunicación bullían como cassola en forn (Ausiàs March) y la expresión català emprenyat serpenteaba y cobraba un aire de efímera mitología. En pocas palabras, el PSC parecía una roca.

Tres meses después, la roca parece erosionada, aunque su desgaste no beneficia directamente a ningún otro partido. Diríase que en Catalunya ha aumentado notablemente el número de electores en lista de espera. La socialdemocracia parece tener un serio problema de movilización de su base social, cada vez más heterogénea, en perfecta consonancia con lo que está ocurriendo en otros países europeos.

Una cierta anemia en Catalunya, más una ligera inapetencia en Andalucía (también detectada en los sondeos), podría convertir el 9-M en un mal trago para el PSOE, puesto que el PP se muestra fuerte, muy fuerte incluso, en sus dos principales feudos: la Comunidad de Madrid y la enorme franja litoral que va de Castellón a Algeciras (Cádiz).

Consecuencia inmediata de este retrato, que será confirmado o corregido por próximas encuestas: el mito creciente de los debates televisados. Pronto será dogma la creencia de que los dos debates cara a cara entre Rodríguez Zapatero y Rajoy ante las cámaras de televisión acabarán decidiendo el Gobierno de España.

Zapatero cometió un desliz el miércoles en la cadena Cuatro – creyendo que los micrófonos estaban cerrados- al expresar su deseo de una mayor tensión y dramatismo. Ese, precisamente ese, será el foco cuando el día 22 comience la campaña electoral.

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‘Elektra’: música y venganza, de Gregorio Morán en La Vanguardia

Posted in Cultura, Música by reggio on 16 febrero, 2008

SABATINAS INTEMPESTIVAS

Ya sé, ya sé, que existen DVD con interpretaciones fastuosas, en montajes espléndidos de grandes escenógrafos y con orquestas de fábula dirigidas por nombres legendarios. Todo lo que ustedes quieran, pero si tienen ocasión de escuchar en vivo y en directo una representación de Elektra de Richard Strauss, olvídense de la máquina milagrosa que le han instalado en casa y traten de asistir – en el Liceu, por ejemplo- a uno de esos acontecimientos culturales cuya huella no es fácil que olviden. Si insisto es porque tienen la ocasión de presenciar una de las obras más sorprendentes no sólo de la música sino de la cultura europea que inauguró el siglo XX. Rumiantes de la música, abstenerse.

Una ópera como esta plantea, en su aparente sencillez, sugerencias musicales, culturales y sociales que la convierten en una singularidad esplendorosa e inquietante. Está lleno el mundo de la creación de tratamientos de la venganza, pero siempre con una característica común; se la justifica o se la rechaza. Aquí no, aquí tenemos un caso de venganza en bruto; un ansia criminal, asesina, ciega en la pasión de matar. ¿Y a quién? A su madre.

Aquello que hace del mundo griego un pasaje indescifrable de la historia de la humanidad, en ocasiones se reduce a algo tan insólito como su capacidad para plantear los ángulos más oscuros del ser humano. El milagro griego antiguo está en la osadía de plantearse cuestiones de tal fuerza, de tal complejidad, que una vez liquidado aquel mundo, fueron necesarios muchos siglos para que alguien osara volver a tratarlas. En el caso de Electra, pasaron veinticinco siglos. Matar al padre, permítanme el sarcasmo, se convirtió en una obligación a la que Freud dio sentido cultural; porque ya estaba ahí, en la vida. Pero que una hija alimente la obsesión de asesinar a su propia madre para vengar al padre, es algo espantoso hasta en nuestra patología social. Tanto que desde aquellos griegos temerarios, capaces de afrontarlo todo, no volvería a tratarse en su desnudez hasta el siglo XX.

El parricidio forma parte de nuestra tradición, digámoslo así. Incluso es una fórmula pedagógica que ha caído en desuso. Es obvio que me refiero a la metáfora y no a la ejecución. (Ahora hay que tener mucho cuidado con lo que se deja a la valoración de los lectores, porque los diarios se han vuelto tan militantes de la evidencia – que por cierto suele ser falsa- y los lectores tan perezosos de la inteligencia, que al menor descuido caes en la órbita de alguna acémila letrada con principios inconmovibles, que te lleva a los tribunales acusado de «incitar al crimen familiar»). Matar al padre está admitido como una necesidad de la evolución social y cualquier hombre de empresa, con talento y testículos, podría explicar mucho mejor que yo el porqué una empresa familiar, para que sobreviva, necesita matar una parte del padre en cada generación. Con un aditamento: eliminarlo y que sobreviva al crimen. Porque del padre sabio sucede como con el cerdo. Se aprovecha todo, pero antes hay que matarlo.

Pero aquí estamos en un mucho más allá. Tan es así, que aquel planteamiento que recogieron en diferente medida los tres trágicos del teatro griego – Electra, la hija de Agamenón, necesita para ser feliz el asesinato de su madre, Clitemnestra, tan cómplice en la muerte de su padre que ahora está casada con el asesino-, ese argumento repugnará durante siglos a nuestra sensibilidad humana. Matar al ejecutor hubiera bastado, pero centrarse en la venganza sobre la madre, máxima culpable, en la apreciación de la hija es algo socialmente repudiable en nuestra cultura. Bastaría recordar los ejercicios que hace Shakespeare para que Hamlet no pueda interpretarse como un agresor de su madre, cuya culpabilidad es similar a la de Clitemnestra. Hamlet utiliza varios recursos para precisar que su madre es cómplice del asesino, pero atenúa su responsabilidad, porque es su madre, y eso hace imposible hasta la idea de agredirla, no digamos ya matarla. Pero el mundo griego fue tan lejos que dejó ahí una huella indeleble, que supondría una veta insondable del arte y de la cultura del siglo XX. No es extraño que el comienzo del conflicto entre Freud y su más brillante discípulo Jung empezara cuando a este se le ocurrió desarrollar el concepto de complejo de Electra,en paralelo al complejo de Edipo del maestro airado.

Todo sucedió a comienzos del siglo XX y habría que preguntarse por qué. El primero que recoge la antorcha teatral será Hugo von Hofmannsthal, personaje curiosísimo y un escritor inmenso que nunca tuvo mucha suerte entre nosotros; modestas ediciones en editoriales voluntariosas. De él tomará Richard Strauss el libreto para su soberbia ópera. Yo imagino la impresión que debió causarle al esponjoso Strauss -un genio musical y un miserable en muchas otras cosas- cuando en 1903 asistió en Berlín al estreno de la Elektra de Hofmannsthal, dirigida por Max Reinhart e interpretada por otra leyenda del teatro alemán, Gertrud Eysoldt (ay, ese vídeo imposible sí que me hubiera gustado tenerlo). Ahí empezó la recuperación de Electra, veinticinco siglos después de Sófocles y Eurípides, como si no hubiera pasado nada. Pero con una novedad, que para mí es el mayor reproche al montaje del Liceu barcelonés. Y es que Hofmannsthal construye un personaje de Electra tan implacable en su ansiedad de venganza que, una vez conseguida ésta, a ella no le queda otra cosa que bailar. En la traducción al castellano que hizo el olvidado escritor catalán Eduardo Marquina, dice: «Quien se sienta dichosa como yo, que calle y dance». Pues bien, en el Liceu calla pero no hay danza. Y eso es un crimen, otro crimen. Porque Richard Strauss, al ponerle música a la obra de Hofmannsthal, la enriquece de tal modo que ese final, que lamentablemente nos sustrae el montaje del Liceu, es una obra maestra en sí misma. Porque ahí, en ese gesto, Electra muere. Y muere de la satisfacción que concede la venganza.

La figura de Electra, recuperada tras muchos siglos de piadoso silencio, fue la tentación y el reto de autores teatrales. Giraudoux, otro olvidado, apostó por ella y creó la obra más ambiciosa de cuantas escribió, donde incluso hay un tufo a sangre que nos pertenece, el de nuestra guerra civil, periodo en el que fue escrita. Y Eugene O´Neill, unos años antes y aprovechando -ya es casualidad- una estancia en las islas Canarias acabó por darle forma a su complejísima A Electra le sienta bien el luto,obra de difícil representación – más de cinco horas- y que tuve el placer de ver hace ya algunos años, extractada, en el Lliure de Barcelona (1992), donde aún conservo el recuerdo de uno de los rostros más crudos del teatro catalán, el de Anna Lizaran. Pero siempre lo mismo, la venganza de una hija hacia su madre. Nadie alcanzó, en mi opinión, la eficacia de Hofmannsthal y la belleza musical de Richard Strauss.

Esa danza, imaginada, porque en el Liceu no alcancé a verla, esa consumación del crimen en un baile siniestro podría servir de argumento para demostrar que el arte puede trascender a la brutalidad. Una riqueza expresiva en papel pautado que en mi opinión no volvería a alcanzar nunca el compositor. Luego vendrían grandes éxitos, pero Elektra significa para Richard Strauss una cima irrepetible.

Y lo que son las cosas, nosotros tenemos nuestra Electra. En los pueblos aún se conservan algunas ancianas que se llaman Electra, muy mayores obviamente. En el exilio aún más. Y es que el 31 de enero de 1901 don Benito Pérez Galdós estrenó en Madrid, Electra. La obra, como pieza teatral, es deleznable, pero figura en nuestro teatro como el mayor escándalo escénico de España. La historia de la Electra galdosiana se resume en una joven que, impelida por su confesor -jesuita, naturalmente-, se ata a un convento con el fin de dejar su enorme herencia a la Iglesia. La madre y otros familiares reaccionan y ponen el asunto en los tribunales. Fue una historia real que tuvo como abogados enfrentados a dos políticos estelares, Antonio Maura por la Iglesia y Nicolás Salmerón por la familia, que exigía la libertad de la doncella. Por esas singularidades tan nuestras, sucede que es España el único lugar donde la palabra Electra fue sinónimo de libertad. Confieso que aún es el día que no entiendo por qué demonios llamó Galdós a su protagonista Electra. Algún ilustre comentarista literario sostuvo que fue por afinidad a algo tan moderno entonces como la electricidad,pero yo no me lo acabo de creer.

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¿Es la Iglesia católica pro familia?, de Vicenç Navarro en El País de Cataluña

Posted in Economía, Política, Religión by reggio on 16 febrero, 2008

Estamos viendo en España (tanto en Madrid como en Barcelona) manifestaciones en la calle a favor de la familia, encabezadas por dirigentes de la Iglesia católica y dirigentes de partidos políticos conservadores afines a tal institución. En estas manifestaciones se considera a la familia como la unidad indisoluble de una pareja constituida por un hombre y por una mujer con clara definición de responsabilidades en su seno. El hombre debe proveer los recursos para sostener a la familia y la mujer debe cuidarla y reproducirla. Esta visión ha sido constante en la doctrina de la Iglesia. Quedaba ya reflejada en la encíclica del papa León XIII sobre la familia (escrita a finales del siglo XIX), en la que se instruía «que el padre debe ser el proveedor de los recursos de la familia… y la madre debe ser la responsable del cuidado de la familia y de la educación de los niños». Tal visión la enfatizó más recientemente Pablo IV, quien advirtió que la llamada a la igualdad entre los sexos no podía malinterpretarse como una dejadez de la responsabilidad especial que la mujer tiene en el cuidado de la familia. De ahí se deriva el dicho popular, reproducido en versiones conservadoras de esta concepción de la familia, de que el lugar apropiado de la mujer es en el hogar. Esta concepción de la familia fue promovida activamente durante la dictadura franquista, en la que la Iglesia católica proveyó el eje ideológico de tal régimen, que se definió a sí mismo como inspirado por un catolicismo emanado de la tradición conservadora dirigida por la jerarquía de la Iglesia española.

Tal concepción de la familia tuvo varias consecuencias, siendo una de ellas la asignación del espacio público al hombre y el de la esfera privada a la mujer, de donde se deriva la escasa responsabilidad pública hacia las necesidades de la mujer y de las familias. La evidencia empírica muestra que es precisamente en aquellos Estados donde la influencia de la Iglesia católica ha sido mayor (como ha sido el Estado español durante la mayoría del siglo XX) en los que las políticas públicas de apoyo a las familias (tales como escuelas de infancia y servicios domiciliarios a personas con discapacidades) han estado menos desarrolladas. Los servicios públicos de ayuda a las familias en tales Estados han sido claramente insignificantes, sobrecargando con ello a las familias y muy en especial a las mujeres, que eran las asignadas a la tarea de cuidado de los miembros de las familias y muy en especial de los niños y de las personas dependientes. Cuando el dictador de España murió, el gasto público en tales servicios era sólo el 0,1% del PIB, con mucho, el más bajo de Europa.

Como era de esperar, esta situación, que respondía a una excesiva debilidad de las mujeres, fue cambiando lentamente a partir del fin de la dictadura, permitiendo una mayor expresión de la voluntad popular, incluyendo la voluntad de las mujeres, que representan más de la mitad de la población adulta del país. Tales cambios en España en las relaciones de poder entre sexos tuvieron consecuencias importantes en la concepción existente de la familia, cambios estimulados por transformaciones sociales y económicas del país, entre las que la más importante ha sido la integración de la mujer al mercado de trabajo, el fenómeno social de mayor envergadura que ha ocurrido en los últimos 30 años en España. El dominio de la cultura católica conservadora en España determinó, sin embargo, que la integración de la mujer al mercado de trabajo se hiciera sumando sus responsabilidades profesionales, adquiridas en el mercado de trabajo, a las responsabilidades familiares que continuaron exigiéndose de la mujer. Resultado de ello existía (y continua existiendo) una enorme sobrecarga de trabajo para la mujer, la cual cuida a los niños y jóvenes -que viven en la casa paterna hasta la edad de 32 años como promedio-, a sus compañeros y a los ancianos, además de trabajar, el 58% de ellas, en el mercado laboral. De ahí que la mujer española tenga tres veces más enfermedades debidas al estrés que el hombre.

La prevención de tal sobrecarga familiar basada en una excesiva dependencia de la familia en la mujer es lo que motivó la declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su referencia a la familia (artículo 16), cuando subraya «el derecho de las familias a la protección y ayuda de la sociedad y del Estado». De ahí la incoherencia del cardenal Rouco, que presentó tal declaración como la inspiración de movilizaciones en contra del Gobierno, acusando a éste de ser responsable de un retroceso de los Derechos Humanos en España. Tal declaración de las Naciones Unidas subraya el deber de la sociedad y del Estado a facilitar el desarrollo de la familia y de sus miembros, incluyendo el establecimiento de políticas estatales de apoyo (escuelas de infancia y servicios domiciliarios a las personas con discapacidades, así como transferencias públicas, entre otras) que permitan a las mujeres compaginar sus responsabilidades familiares con sus responsabilidades profesionales, además de una educación ciudadana que estimule al hombre a corresponsabilizarse de las responsabilidades familiares. La Iglesia católica en España no se ha distinguido históricamente por su apoyo a tales políticas.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la UPF.
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El maquiavélico sistema electoral español, de Jorge Urdánoz Ganuza en El País

Posted in Derechos, Política by reggio on 16 febrero, 2008

Nuestro sistema es desproporcional, impone el bipartidismo, fomenta la polarización y hace casi imposible que surja un tercer partido moderador. Los nacionalistas quedan como única alternativa para pactar

«El sistema electoral español es infinitamente más original de lo que parece a primera vista, y es bastante maquiavélico». Quien así habla no es ni un desinformado ni un antisistema resentido, es Óscar Alzaga, uno de los padres del propio sistema. Los dos adjetivos que utiliza describen a la perfección la criatura que él y otros miembros de la UCD alumbraron durante la Transición y que todavía perdura.

Su originalidad es tal que los especialistas no acaban de catalogarlo. Aunque la Constitución habla de «representación proporcional», lo cierto es que las desproporciones en los resultados son de las mayores de la escena internacional. No sólo no se garantiza una proporción más o menos ajustada entre votos y escaños, es que ni siquiera se salvaguarda el mero orden en el que los votantes colocan a los partidos: una formación con menos votos que otra puede conseguir más escaños. Por eso muchos estudiosos del sistema no lo consideran proporcional sino mayoritario atenuado.

Pero un sistema mayoritario se caracteriza por sobrerrepresentar al partido ganador facilitando así que forme gobierno. Y nuestro sistema no siempre beneficia al primer partido: en 2004 las elecciones las ganó el PSOE, pero el más beneficiado fue el PP. Mientras los votantes socialistas recibieron un 3.3% de escaños por encima de lo que hubiera sido proporcional, los populares se vieron agraciados con un 3.7%. De hecho, con el actual empate técnico puede suceder que el PP quede segundo en votos pero primero en escaños, perdiendo y ganando a la vez las elecciones (¡!). Las más elementales leyes de la semántica impiden denominar «mayoritario» a un sistema que posibilita semejante resultado.

Entonces, ¿qué es? Bien, ya se ha dicho: es original. De hecho, lo es tanto que puede afirmarse que su esencia consiste en su inexistencia. El «sistema electoral español» es una construcción meramente verbal que carece de una realidad empírica a la que aplicarse con sentido. Lo que hay son 52 sistemas electorales (50 por provincia más Ceuta y Melilla). Los sistemas en los que se eligen muchos escaños son proporcionales. Los sistemas en los que se eligen 3, 4 o 5 escaños no. La ciencia política suele estimar que estos últimos tienen efectos «mayoritarios», algo que a mi juicio no merece el noble principio de mayoría. Por eso, si me permiten la licencia, yo les voy a denominar «distorsionantes». Porque lo que hacen esos sistemas es distorsionar, y por partida doble y superpuesta.

Pensemos en Teruel, con 3 escaños. Un sistema así distorsiona en primer lugar el propio voto de muchos ciudadanos. Un voto útil no es otra cosa que una emisión de preferencias distorsionada: «Yo prefiero A, pero he de votar por B». Y distorsiona, en segundo lugar, los resultados. Porque el reparto de escaños va a ser prácticamente siempre de 2 a 1 -aunque el partido vencedor lo sea sólo por un voto- y porque todos los votos a terceros partidos se quedan sin representación.

Conviene entonces no claudicar ante la magia de las palabras: no hay «un sistema electoral español», y es preferible hablar, como empiezan a hacer los especialistas, de «los sistemas electorales para el Congreso». La imagen mental adecuada no es la de una entidad más o menos unívoca, sino más bien la de una escala. Una escala en la que se sitúan 52 posibilidades y cuyos límites son por un lado la distorsión y por otro la proporcionalidad.

Soria, con 2 diputados, es un extremo de esa escala; Madrid, con 35, es el otro. Y cada provincia se sitúa de acuerdo a su número de escaños. El 62% de los españoles votan en circunscripciones de 10 escaños o menos, por lo que saben que si su primera preferencia no supera aproximadamente el 10% de los votos, su voto será electoralmente inútil. En ellas se impone a fuego el bipartidismo, ya que sólo el PP y el PSOE pueden en la práctica verse representados (o, en su caso, los nacionalistas). En las cinco provincias en las que habita el 38% de españoles restante serían a priori posibles nuevos partidos e iniciativas, pues la proporcionalidad es elevada. Pero recordemos a Alzaga: no sólo original, también maquiavélico.

Como en un taller de alquimia, la escala que acabamos de describir se encuentra salpicada con unas cuantas gotas de sufragio desigual. Las provincias más pequeñas eligen más escaños de los debidos, disfrutando así de un poder de voto mayor. En las últimas generales el precio del escaño basculó desde las 20.000 papeletas de Soria hasta las 100.000 de Madrid. Tenemos así dos escalas que corren paralelas pero en sentido contrario. La primera nos divide en 52 grupos de acuerdo a nuestra mayor o menor proporcionalidad (sistemas electorales diferentes). La segunda nos divide en otros tantos grupos de acuerdo a nuestro mayor o menor poder de voto (sufragio desigual).

Maquiavelo habría tomado apuntes: los electores cuyos votos son fuertes se hallan en los sistemas «distorsionantes» y por tanto presionados para votar útil o, lo que es lo mismo, a los dos grandes; los votantes eximidos de esa losa psicológica son libres, pero sus votos son débiles. En cifras: en Teruel bastan 25.000 votos para alcanzar un escaño, pero es que eso es un 33% de los votantes turolenses y por tanto sólo el PP y el PSOE pueden permitirse tales escaños de saldo. En Madrid un 3% de los votos suponen 3 escaños, pero es que eso equivale nada menos que a 300.000 votantes.

Aunque centrarse sólo en ellos es ya a mi juicio parte del problema, los efectos del entramado son obvios. Por un lado se impone el bipartidismo y se fomenta la polarización, siendo casi imposible que surja un partido de centro que pueda ejercer un factor moderador. Por otro, la única alternativa para pactar la ofrecen los nacionalistas.

¿Qué hacer? La decisión sobre el sistema electoral configura una situación en buena medida excepcional desde el punto de vista de la filosofía política. Nadie defiende, por ejemplo, que sean las empresas las que redacten las leyes anti-monopolio: esa labor ha de corresponder a instituciones que, situadas por encima de ellas, vayan más allá de sus intereses. Pero el sistema electoral lo deciden los partidos y, ¿qué hay por encima de ellos? «La ley y el Estado de Derecho», se dirá, pero es que la ley y por tanto el derecho son, empezando por la propia Constitución, creaciones suyas.

Si hay otro cuerpo en el Estado que comparte esa situación soberana de los partidos es el militar. El ejército no tiene por encima nada que pueda controlarlo, lo que explica el destacado papel que el honor y la obediencia han desempañado siempre en su código moral: son nuestra única garantía. De ahí que, de la misma manera que la democracia sólo germinó cuando las cúpulas militares interiorizaron de verdad su acatamiento al poder civil, compartieran o no sus designios, la regeneración de la democracia sólo será posible cuando las cúpulas partidistas asuman ciertos principios, convengan o no a sus intereses.

Por eso, a pesar de que de ellos no se escuche ya últimamente ni el más leve susurro, resulta fundamental volver a hablar de principios. Cuando uno lee a los viejos defensores del ideal de la proporcionalidad descubre los valores que la nutren: a los electores les garantiza libertad; a los resultados, justicia. Y cuando uno vuelve a los clásicos de la democracia, recuerda que hay un valor que bajo ningún concepto puede claudicarse: la igualdad del voto. Son las élites de los grandes partidos las que han impedido que esos tres valores sean hoy y ahora una realidad entre nosotros. Llevar los principios al centro del debate y recordar lo que significa «inalienable» es el primer paso para evitar que puedan seguir haciéndolo.

Jorge Urdánoz Ganuza es doctor en Filosofía y Visiting Scholar en la Universidad de Columbia, Nueva York.
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El patito feo, de Lucía Méndez en El Mundo

Posted in Economía, Política by reggio on 16 febrero, 2008

ASUNTOS INTERNOS

Erase una vez una niña que vivió una infancia dura en Peraleda del Zaucejo, un pueblo de Badajoz. Eran los años 60 y en la España rural aún faltaba de todo. A la niña la conciencia política y social le nació en el seno de una familia republicana y por eso se convirtió en una joven de izquierdas, o sea, roja, una palabra que ahora no gusta, pero que en esa época estaba al cabo de la calle. La joven María Antonia Trujillo superó su infancia llena de estrecheces, estudió y se hizo profesora de Derecho Constitucional. Conoció a un político llamado Juan Carlos Rodríguez Ibarra, rojo como ella y socialista carismático que tenía en el bolsillo a la mayoría de los ciudadanos extremeños.

El presidente de la Junta de Extremadura la adoptó bajo su manto político y la profesora empezó una carrera política. Fue consejera del Gobierno extremeño y casi todos los días se miraba al espejo para recordar de dónde venía y hasta dónde había llegado.

Un día, su jefe Juan Carlos le dijo: «María Antonia, te vas a ir a Madrid. Zapatero te nombrará ministra de Vivienda». Un Ministerio. Ni en sus mejores sueños de infancia se había imaginado que llegaría tan lejos. Pronto se dio cuenta, sin embargo, de que la capital era más dura que la vida en su pueblo. María Antonia era de izquierdas, pero carecía de eso que se llama mano izquierda para la política, y que consiste en poner buena cara, lucir excelente imagen, ser simpático aunque trates con la Mafia y ocuparte de venderte a tí mismo en los cenáculos madrileños. Ella no sabía hacer nada de eso y se convirtió en el patito feo del Gobierno de Zapatero. Tampoco a sus compañeras Magdalena Alvarez y Carmen Calvo les iba muy bien, pero ellas tenían un carácter provocador del que ella carecía. Su paso por el Ministerio de Vivienda se convirtió en un infierno hasta que el presidente decidió sustituirla por una política más rubia y más joven que ella y con una imagen más rutilante. Además, Zapatero le dio a la nueva ministra, Carmen Chacón, cosas que a ella nunca le había dado: más presupuesto y respaldo político.

María Antonia Trujillo abandonó el Ministerio sin entender por qué le había salido todo mal y por qué, a pesar de que intentó hacer lo que pudo, sólo pasaría a la Historia por las soluciones habitacionales, los pisitos de 30 metros y las zapatillas kellyfinder.

La ex ministra regresó a su Extremadura natal sin abrir la boca y con más pena que gloria. Nadie la echó de menos en el cargo, puesto que la mayoría de los dirigentes socialistas la archivaron como una ministra fracasada.

Nadie la oyó quejarse en público hasta que Mariano Sánchez-Bermejo, un rojo madrileño con elevada autoestima política y mucho más lenguaraz que ella, dijo que había tenido que hacer unas obras faraónicas en la casa ministerial porque María Antonia se la había dejado hecha un asco. Y entonces aquella niña extremeña saltó. Por ahí no paso, se dijo. Una cosa es que me archiven como ministra y otra que me llamen guarra a la cara.

© Mundinteractivos, S.A.

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Todo un talante ‘tensionador’ el de ZP, de Víctor de la Serna en El Mundo

Posted in Medios, Política by reggio on 16 febrero, 2008

LA POLEMICA NACIONAL

UN MICROFONO INDISCRETO Y LAS ELECCIONES. Las frases indiscretas de Rodríguez Zapatero y de su entrevistador, Iñaki Gabilondo, cuando pensaban que nadie les oía, revelan la farsa preelectoral urdida por el presidente del Gobierno.

La cadena Ser trompeteaba el miércoles cómo Rodríguez Zapatero le gritaba al PP (en Sevilla) eso de «¡serán fariseos!» por -según él- prometer que con ellos en el poder acabará «la crispación». Lo malo para él fue que a esas horas ya habían circulado como un reguero de pólvora las frases del presidente sobre su interés en la «tensión» y en su intención de «dramatizar», frases reveladas por Veo TV y por elmundo.es (cosa que casi todos los demás medios, por cierto, obviaban al reproducirlas…). ¿Quién es el fariseo?

Al día siguiente, ABC explicaba: «Lo cierto es que Zapatero viene a reconocer con sus palabras que el PSOE está interesado en tensionar la campaña para movilizar a su electorado, algo que los estrategas de Ferraz consultados por ABC creen haber conseguido».

Es fundamental resaltar que la primera frase de Zapatero sobre «la tensión» se conoció antes de sus palabras completas, con la coletilla dramatizadora, que deja bien claro a qué tipo de tensión se estaba refiriendo y quién la está provocando.

Así lo narraba este periódico: «A continuación fue cuando Zapatero desveló sus próximas intenciones: ‘…Yo voy a empezar a partir de este fin de semana a dramatizar un poco’. Tras un ‘ya’ de Gabilondo, el presidente incidió en su mensaje: ‘…Pero nos conviene mucho. Si no la gente… bueno…’, acaba diciendo Zapatero, antes de separarse de Gabilondo para abandonar el plató».

Y opinaba EL MUNDO: «Así se entiende que este domingo Rodríguez Zapatero tachara al Partido Popular de ‘xenófobo, machista, homófobo y excluyente’. La táctica no por cínica ha dejado de ser efectiva para un Gobierno que ha hecho lo posible por polarizar a la sociedad, a fin de movilizar a sus votantes. […] Lo más grave no es ya convertir la confrontación en filosofía política y de Gobierno, sino poner al servicio de esta estrategia cuestiones de Estado como la lucha antiterrorista, las relaciones con la Iglesia, el concepto de nación, el orden autonómico, o las heridas de la Guerra Civil».

Pero el mismo miércoles, cuando sólo se conocía la frase de la «tensión», La Moncloa se aferraba a su posible ambigüedad y filtraba interpretaciones más caritativas. Encontramos su eco, claro, en la información de El País: «La expresión del presidente del Gobierno refleja el interés que tienen los socialistas por lograr una alta participación en las próximas elecciones generales. Miembros de la Ejecutiva socialista explicaron ayer que al PSOE le interesa una campaña intensa para que haya una movilización suficiente ‘porque el Partido Popular juega a que haya una baja participación’». ¿Especulación suya, o dictada desde La Moncloa, en plan bombero? Ya es curioso que otro periódico progubernamental, La Vanguardia, publicase una versión casi idéntica, también sin atribución alguna: «Zapatero aludía así a la necesidad de movilizar a su electorado huyendo del triunfalismo y alimentando el antagonismo con el PP».

Arcadi Espada, en su blog EL MUNDO por dentro de elmundo.es, dejaba el asunto visto para sentencia: «La palabra clave de este diálogo no es tensión, sino dramatizar. Dramatizar un poco. Arte dramático. Es letal, porque conecta sin intermediarios con la peor idea que tiene el ciudadano de la política: la política como farsa».

© Mundinteractivos, S.A.

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Afganistán en el aire, de David Seaton en El Mundo

Posted in Internacional, Política by reggio on 16 febrero, 2008

LA POLEMICA INTERNACIONAL

‘GUERRA CONTRA EL TERRORISMO’. Tras siete años de conflicto y sin una estrategia internacional convenida, la derrota de la Alianza Atlántica en el país asiático es hoy una posibilidad real.

Lord Ashdown, la persona elegida por el secretario general de las Naciones Unidas para ser el enviado especial a Afganistán y rechazado por el primer ministro afgano, Hamid Karzai, ha descrito la situación del país en The Financial Times con las siguientes palabras: «Ahora que el conflicto de Afganistán entra en su séptimo año, sin una estrategia internacional convenida, con el desmoronamiento del apoyo de la opinión pública a ambos lados del Atlántico, con una OTAN sin rumbo y una inseguridad creciente en el país, la derrota es una posibilidad real».

Un editorial de The New York Times ha dejado absolutamente clara la postura de los estadounidenses: «Alemania, Francia, España e Italia deben aprobar el envío de más tropas de combate y levantar las restricciones sobre los lugares y las circunstancias en que sus fuerzas están dispuestas a actuar, incluyendo los obstáculos al despliegue en el sur, donde se libran los combates más intensos antes de la primavera, cuando es probable que los talibán lancen una nueva ofensiva». De los cuatro países citados por el periódico neoyorquino, sólo Francia parece mínimamente dispuesta a aceptar esta invitación.

William Pfaff, perspicaz comentarista político del país norteamericano, ha definido la crisis de la OTAN en pocas palabras: «No hay más que un modelo de alianza militar eficaz. Es aquel que en el que el grupo comparte unos sólidos puntos de vista comunes y unos poderosos intereses comunes y está dispuesto a consultar a los demás y a adquirir compromisos. Si ese punto de vista común no existe, la alianza es una farsa. A Washington le encanta fingir que todavía sigue siendo la OTAN de antes la que se ocupa de Afganistán, pero no es así. En la denominada guerra contra el terrorismo ha desaparecido la razón de ser política de la Alianza». La intensificación del conflicto llevará probablemente a que éste se extienda a zonas de Pakistán en las que se refugian Al Qaeda y los talibán. Sin embargo, como ha declarado a la agencia de noticias United Press el padre del Singapur moderno, Lee Kuan Yew, uno de los dirigentes políticos con mayor influencia en Asia, «cualquier intromisión de EEUU en Pakistán tendría como consecuencia que sus cuatro provincias terminaran convirtiéndose en cuatro estados fallidos. ¿Qué pasaría entonces con el arsenal nuclear de Islamabad?»

Lee Kuan Yew también ha dirigido a los estadounidenses una recomendación típicamente asiática: «Washington debería darse cuenta de que Afganistán no tiene ningún futuro como democracia. Que dejen que los caudillos locales organicen el país de tal modo que no tengan que construirles un estado. Los británicos lo intentaron y fracasaron. Simplemente hay que dejar claro que, si vuelven a reincidir en las agresiones y facilitan refugio seguro a los talibán, recibirán su castigo». No es mal consejo, aunque si Afganistán y Pakistán están en Asia y los asiáticos saben tan bien lo que hay qué hacer, ¿qué está haciendo allí la Organización del Tratado del Atlántico Norte?

© Mundinteractivos, S.A.

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Ayudas a las inmobiliarias, de José Barea en Cinco Días

Posted in Economía by reggio on 16 febrero, 2008

Las turbulencias desatadas en los mercados financieros a consecuencia de las hipotecas basura de Estados Unidos ha desencadenado una gran desconfianza entre las instituciones financieras (nadie presta a nadie), lo que ha repercutido tanto en la apelación de España a préstamos del exterior como en los tipos de interés. La crisis ha hecho aparición en nuestra economía, especialmente en el sector de la construcción, que tiene un alto porcentaje de contribución al PIB, el 10%, y genera el 12% del empleo total.

Ante la crítica situación del sector, las inmobiliarias han acudido al Gobierno para solicitar ayuda financiera de carácter público. Ante la restricción crediticia que aplican las entidades financieras españolas a causa de la crisis de liquidez que padecen y el parón en las ventas de pisos se ha suspendido la construcción, dado el alto número de viviendas sin vender.

Según información aparecida en la prensa el 6 de febrero, el presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), Aurelio Martínez, cree importante debatir el plan de rescate presentado por el denominado G-14, asociación de los principales grupos inmobiliarios. La deuda financiera del sector inmobiliario español asciende, según el consenso de los expertos, a unos 280.000 millones de euros, el 25% del PIB de la nación. El presidente del ICO, a preguntas de los informadores, dijo que ‘no estaba en el Consejo de Ministros, pero aparentemente, en este momento, si no se ha aprobado es porque consideran que tiene problemas de articulación’. Y añadió que ‘no se debe ser frívolo al tratar este tipo de ayudas y, lógicamente, si el Gobierno lo estima oportuno, el ICO estará a su disposición para llevarlas a cabo’. Procuraré no ser frívolo en el análisis.

El Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (texto consolidado) establece como principio básico de la Comunidad Europea y de los Estados miembros la eficiencia en la asignación de recursos, a cuyo efecto el artículo 4 establece que la acción de la Comunidad y de los Estados miembros se realizará respetando una economía de mercado abierta, donde la competencia es libre. Por tanto economía de mercado y competencia constituyen para la Comunidad y los Estados miembros los pilares básicos para una eficiente asignación de recursos.

La instrumentación de este principio se efectúa a través de los artículos 81 y 82 del Tratado consolidado, dirigidos a las empresas, que prohíben acuerdos que tengan por objeto o efecto impedir, restringir o falsear el juego de la competencia o alcanzar la explotación abusiva, por parte de una o más empresas, de una posición dominante en el mercado común, y del artículo 87, dirigido a los Estados miembros, que establece el principio de incompatibilidad de ayudas públicas a las empresas que falseen la competencia.

Los artículos 87 a 92 del Tratado regulan el trato de todo tipo de ayudas concedidas a las empresas; el artículo 87 establece que ‘serán incompatibles con el mercado común, en la medida en que afecten a los intercambios comerciales entre Estados miembros, las ayudas otorgadas por el Estado o mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, que falseen o amenacen falsear la competencia, favoreciendo a determinadas empresas o producciones’.

Tiene gran importancia la delimitación del concepto de ayuda estatal; por ello la Comisión ha indicado que las ayudas otorgadas por los Estados o mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, abarcan las subvenciones, exoneraciones de impuestos y tasas, exoneraciones de tasas fiscales, bonificaciones de intereses, garantías de préstamos en condiciones particularmente favorables, suministro de bienes en condiciones preferentes, cobertura de las pérdidas de explotación o cualquier otra medida de efecto equivalente.

Según las declaraciones del presidente del ICO referidas, las ayudas a las inmobiliarias más afectadas por la crisis consistirían en líneas de créditos blandos. Desconozco el plan de ayudas que el G-14 ha presentado al Gobierno; nuestro análisis se limita por tanto a considerar lo que ha anunciado el presidente del ICO de línea de créditos blandos.

El examen de tal medida debe tener como base el criterio del inversor privado, regulado en normativa comunitaria, en el sentido de si la medida acordada por el poder público hubiera sido tomada en iguales condiciones por el inversor privado. Es evidente que los bancos y cajas de ahorros, inversores privados, no conceden créditos a las inmobiliarias no porque el tipo de interés que fijan sea muy elevado, sino en razón de la crítica situación patrimonial que tienen; inclusive ni siquiera le renuevan los créditos vencidos. Por tanto, existe evidencia de que el crédito blando que piden al ICO puede más bien considerarse no como un crédito subvencionado, sino como una subvención. El ICO no tiene facultades para conceder subvenciones, es una competencia del Estado que debe ser imputado directamente al Presupuesto del Estado. El ICO sí que tiene competencia para conceder créditos por debajo del coste que a él le suponga de financiación de los mismos, siempre que tenga autorización específica del Gobierno y la citada diferencia se impute al Presupuesto del Estado.

La segunda cuestión que planteamos es si la ayuda derivada de la línea de crédito blando solicitada por el G-14 incumple lo establecido en el artículo 87.1 del Tratado constitutivo de la Unión Europea, según el cual ‘serán incompatibles con el mercado común, en la medida en que afecte a los intercambios comerciales entre Estados miembros, las ayudas otorgadas por los Estados o mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, que falseen o amenacen falsear la competencia, favoreciendo a determinados empresas o producciones’.

En principio, parece que dado que la actividad de las inmobiliarias es construir viviendas, que no pueden ser objeto de intercambios comerciales entre Estados, no le es de aplicación a la línea de crédito blando del ICO el citado artículo 87.1. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las empresas inmobiliarias integradas en el G-14 son grandes sociedades que, en virtud del principio de libertad de establecimiento consagrado en el artículo 43, pueden acceder al ejercicio de su actividad en cualquier país de la Unión Europea efectuando la competencia a inmobiliarias de ese país, falseando la competencia en virtud de las ayudas recibidas del Estado español.

De decidirse el Gobierno a conceder dichas líneas de crédito blando a las citadas inmobiliarias sería prudente que el Gobierno enviase el expediente de ayuda al Consejo en la forma determinada en el párrafo segundo del número 2 del artículo 88 del Tratado de la Unión. ¿Va a financiar el ICO los préstamos acudiendo al mercado exterior?

Con independencia de la cuestión que hemos expuesto sobre si la ayuda pública a determinadas empresas inmobiliarias falsea la competencia, desde un punto de vista ético no parece aceptable que empresas que han efectuado durante 10 años negocios fabulosos derivados de la construcción de viviendas, en tiempos de vacas flacas pidan ayudas al Estado.

José Barea, Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

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¡Que empiece el espectáculo!, de Javier Ortiz en Público

Posted in Medios, Política by reggio on 16 febrero, 2008

Dicen que hay cientos de miles de potenciales votantes que esperan a ver qué dan de sí los cara a cara televisados entre Rodríguez Zapatero y Rajoy para decidir qué votan.

Sería hipócrita si me dijera asombrado. Tal como funcionan nuestras sociedades mediáticas, me parece lógico. A cambio, me entristece. Revela que hay una parte considerable de la población española que no juzga hechos, sino cháchara, retórica, fuegos de artificio.

Todos hemos contado con cuatro años, a los que hay que añadir los largos periodos anteriores en los que los papeles de gobierno y oposición estuvieron invertidos, para saber de qué va cada cual y qué intereses asume. Quienes optamos por la filosofía de la ciencia calificamos eso de empirismo: nos atenemos a las conclusiones que hemos extraído de la experiencia práctica, frente a quienes se dejan llevar por apariencias, apriorismos e intuiciones. En realidad, no estamos nada lejos de lo que sentencian los cristianos –los que se toman en serio su fe y no la convierten en mero paripé– cuando recuerdan las palabras del Evangelio según San Mateo: “Por sus frutos los conoceréis”.

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno acuden a los debates estelares de televisión como quien se presenta a unas oposiciones. Se han estudiado un amplio temario y han sido aleccionados en las respuestas que deben dar a cada asunto para resultar ingeniosos, efectistas y simpáticos. Hasta les dicen qué traje llevar, qué corbata ponerse, qué reloj lucir y cómo ir peinados. El resultado puede tener su gracia como ejercicio de esgrima polémica, pero en términos políticos no permite dilucidar realmente nada serio.

Cuentan con la enorme ventaja de que los programas electorales no son contratos de obligado cumplimiento. Dicen A, hacen B, acaban en C y a correr. Y el uno asegura que no tolerará que en sus filas haya ni un sospechoso de corrupción, y luego los tiene a puñados. Y el otro promete que apoyará lo que salga del Parlament de Cataluña y luego le aplica el cepillo de carpintero hasta lo indecible. Y así todo.

¿Que quieren debatir? Pues que debatan. Público no les va a faltar. ¡Que empiece el espectáculo!

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La logia de la ceja, de Juan Carlos Escudier en El Confidencial

Posted in Política by reggio on 16 febrero, 2008

Igual que los cristianos de las catacumbas, que se daban a conocer entre sí dibujando en el suelo el símbolo de un pez, un grupo de famosos, incondicionales de Zapatero, han hecho de la ceja presidencial su contraseña. A partir de ahora, bastará con ver a alguien arquear el dedo índice y colocarlo sobre su ojo para saber que es de la partida. La ocurrencia es relativamente novedosa. Este signo ‘circuncejo’ ya ha sido utilizado con éxito y por duplicado por la Citröen, aunque en su caso se trate de dos chevrones que aluden a los dientes de un engranaje inventado por el padre de la marca. En definitiva, y para evitar confusiones, si alguien encorva un dedo a la altura de su frente es un votante enmascarado del PSOE; si tuerce dos es que trabaja en un concesionario o es piloto de rallies.En la plataforma de apoyo a Zapatero -PAZ- están los de siempre más Boris Izaguirre y Luis Montes -más famoso que House gracias al consejero Lamela-, pero la iniciativa ha molestado al PP, que piensa que los “titiriteros” agradecen así el canon digital y las subvenciones. Aznar quiso en su día hacer lo mismo y logró la inquebrantable adhesión de Julio Iglesias, Raphael, Norma Duval y Bertín Osborne, que tampoco se manifestaron nunca por las víctimas del terrorismo como ahora exigen los populares al clan de las bambalinas.

Salvo por el prurito, no se entiende el cabreo del PP, que siempre podría pedir a César Vidal o a Pío Moa que recogieran afectos entre su círculo de amistades y los pusieran al servicio de Rajoy. Es más, parece altamente improbable que el apoyo de Suso de Toro, Moncho Alpuente o Juan Luis Galiardo a la causa zapateril vaya a inclinar la balanza, y siguen sin detectarse movilizaciones de masas tras conocerse que el astronauta Pedro Duque se ha echado la mano a la ceja.

Inservibles para captar el voto, el interés de estas plataformas es puramente antropológico. Se puede seguir la evolución de un individuo a través de los folios en los que ha estampado su sello. Pongamos el caso de Juan Echanove. Sin ánimo de exhaustividad, el actor fue uno de los firmantes del manifiesto de apoyo a IU que Anguita llevó en el bolsillo en las elecciones de 1993. En el año 2000 se le vio aplaudiendo en primera fila como Joaquín Almunia, por el PSOE, y Francisco Frutos, por IU, se juraban amor eterno, poco antes de la debacle de la izquierda que dio la mayoría absoluta de Aznar. Ocho años más tarde es uno de los conjurados de la ‘zociedad zecreta de la zeja’. Algo de evolución ha habido. ¿O no?

En el caso de la logia que nos ocupa, las presencias son tan significativas como las ausencias. Hubiera resultado extraño que el poeta Antonio Gamoneda, amigo de Zapatero y ganador del Premio Cervantes en 2006 –curioso premio: José Jiménez Lozano, amigo de Aznar, lo ganó en 2002- se hubiera llamado andana. Sin embargo, a nadie ha debido de sorprender que la escritora Rosa Regás, ex directora de la Biblioteca Nacional por un quítame allá esos mapas, ni esté ni se la espere.

Lo que ha cambiado son las denominaciones y los procedimientos. Hace algunos años, la iniciativa se habría llamado manifiesto de intelectuales y artistas, y -se supone que a su costa- el escrito hubiera aparecido publicado como remitido de publicidad en las páginas de El País. Hoy se designa como plataforma, que tiene más empaque, y las cámaras y los gastos de producción del vídeo los paga Pepe Blanco. E intelectuales como tales figuran pocos, quizás por timidez

Con los intelectuales del país asistimos a un fenómeno paulatino de abducción digno de un expediente X. No andamos sobrados de pensadores y la prueba es que Zapatero, por más que ha mirado en León, ha tenido que buscarse a un tal Pettit, que es de Irlanda y da clases en Princeton. Aquí hemos tenido sabios como Jovellanos, Ortega, Marañón, Pérez de Ayala, Unamuno, Azaña, Giner de los Ríos, Aranguren o Sánchez Albornoz; ahora bien, no le pidan al niño que les recite una lista de nombres que no estén esculpidos en lápidas de cementerio porque le complicarán mucho la vida.

Con esfuerzo, es posible rescatar a García Calvo, Eugenio Trías, Fernando Savater, Salvador Pániker, Álvarez Junco e, incluso, a Gustavo Bueno, al que ahora le ha dado por pensar cosas rarísimas. ¿ Punset? Casi que no. Nos queda Ferlosio que, por cierto, ha sido el último en mantener una polémica de altura, aunque fuera a propósito del inicio del nuevo siglo y del año 0. Y poco más. Ninguno de ellos renunciaría al Nóbel, como Sastre, por una cuestión de principios, pero es seguro que tampoco harán chorradas con la cejas o gorgoritos exaltando la alegría de vivir si se lo pide el PSOE. Vaya lo uno por lo otro.

No se trata de clamar contra el compromiso. Escribía el propio Savater a propósito de los intelectuales que “el enemigo principal de un espíritu libre y crítico es creer que existe un único enemigo principal, con rasgos distintivos nacionales y doctrinales”. Nada que objetar, salvo que hoy el problema es otro: faltan espíritus libres y críticos, sea cual sea su opción de partido. Urge una plataforma en defensa de la inteligencia y, tal vez, una depilación a la cera.

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