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Las urnas episcopales apuestan por la continuidad, de José Manuel Vidal en El Mundo

Posted in Política, Religión by reggio on 2 marzo, 2008

ELECCIONES EN LA IGLESIA: El futuro de la Iglesia católica

Los obispos eligen a partir de mañana a su directiva y todo indica que Blázquez conseguirá su segundo mandato

Son 78, se sientan en escaños en un aula semicircular y van a elegir a los máximos responsables de sus órganos colegiales. Pero ahí terminan las semejanzas de las elecciones episcopales con las políticas. Sin partidos ni candidatos ni debates ni programas, los prelados españoles elegirán, a partir del próximo lunes, a su cúpula directiva. Sin luchas de poder y en clave de servicio y de continuidad. Todo indica que Blázquez conseguirá su segundo mandato al frente de la Conferencia Episcopal. Aunque un grupo importante de prelados apuesta por el regreso del cardenal Rouco Varela.

«En tiempo de turbación no hacer mudanza». La célebre frase de San Ignacio va a marcar estas elecciones episcopales. Porque ciertamente los tiempos son duros para una institución humano-divina, como se define a sí misma la Iglesia. Por humana, participa del enfebrecido clima electoral español y se encuentra en el ojo del huracán político desde hace varias semanas. Por divina, sus claves, sus tiempos, sus ritmos y sus programas son teológicos.

Como suele decir monseñor Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona, «persecuciones como ésta ya las hemos vivido, las hemos superado y no nos dan miedo». De ahí que, con sabiduría bimilenaria acumulada, la Iglesia se plantee sus elecciones en clave de continuidad, de normalidad y casi de inercia.

«La paz de la Iglesia no se turba por el ruido exterior. A pesar del barullo político-mediático, estamos en una situación serena y tranquila, que no exige ni requiere un cambio de rumbo», dice un obispo del sector moderado. Porque entre los mitrados no hay partidos, pero sí diferentes talantes. «En el seno de la Conferencia hay distintas sensibilidades, que se expresan en el aula con total libertad, en un ambiente cordial de personas entrañables y cercanas, que no buscan el poder, sino el servicio», explica el arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo.

Dentro de la serenidad que proporciona el poder entendido como servicio, los obispos plantean sus elecciones sobre todo en clave interna, pero sin despreciar lo que pasa en el mundo. Hacia adentro, manda la comunión por encima de todo y la colegialidad. No hay nada que moleste más a los obispos que la división interna. La unidad, que teológicamente llaman comunión, prima por encima de cualquier otra consideración. Porque sin comunión de los pastores, la Iglesia se disgrega y no cumple su función.

La otra clave interna es la colegialidad. Porque la Conferencia Episcopal es un órgano colegial sin jurisdicción real en las 66 diócesis españolas. Cada obispo en su demarcación sigue siendo dueño, amo y señor. Y sólo está obligado canónicamente a responder ante el Papa. El presidente de la Conferencia Episcopal no es el presidente de los obispos, sino un simple primus inter pares.

Pero la realidad teológica de la CEE tiene que pasar por el tamiz de los medios. Y quieran o no los obispos, la dinámica mediática convierte a su presidente en el icono, líder, jefe y cara de la Iglesia española.

Ajeno a esta dinámica, Ricardo Blázquez cumplió su primer trienio al frente del episcopado con prudencia, moderación y poca visibilidad pública. De ahí que el sector más conservador apueste por un liderazgo más fuerte. Sobre todo frente a los ataques del «laicismo radical» del Gobierno. Un liderazgo que, en la práctica, viene encarnando desde hace tres años el cardenal Rouco Varela. Tanto que, en ocasiones, Madrid se convirtió en la encarnación externa de la Conferencia Episcopal. Por ejemplo, en el encuentro de la plaza de Colón del 30 de diciembre de 2007 o la manifestación contra los matrimonios gays, capitaneada por el purpurado madrileño y una veintena de prelados.

Sostienen, además, los partidarios del cardenal de Madrid que la Iglesia está viviendo en España un clima de emergencia ante el acoso socialista. Ante grandes males, grandes remedios, con un líder aguerrido, muy hábil políticamente, con mucha experiencia y con excelentes contactos en el PP.

¿Y si gana Zapatero? En este caso, la opción de Rouco se convertiría en obstáculo. Los socialistas no le tragan y le consideran el «gran manipulador en la sombra». Blázquez, con su talante dialogante, le permitiría a la Iglesia no romper del todo los puentes con los socialistas.

Numéricamente, a Rouco le sobran votos. Muchos obispos son de su cuerda o nombrados directamente por él. Pero, a veces, la aritmética no coincide con la gramática teológica. Porque teológicamente «no reelegir a Blázquez sería hacerle un feo tremendo, que tendría mala explicación pública», dice un obispo conservador. Sería el primer presidente al que sus hermanos no le permitiesen repetir en el cargo. Porque Quiroga Palacios, el primer presidente del episcopado, no quiso optar a un segundo mandato.

Elegir a Rouco expondría a la Iglesia a que se interpretasen sus elecciones en clave de poder: el cardenal que perdió las anteriores elecciones por un voto y que quiere sacarse la espina ahora que puede tener la Presidencia. Y puede conseguirlo, aunque lo más probable es que repita Blázquez. Por comunión, compasión y prudencia política.

Blázquez y Rouco: dos amigos conservadores, frente a frente

No hay nada más parecido a un obispo que otro obispo. A pesar de que el Gobierno intente contraponerlos, Ricardo Blázquez, el actual presidente del episcopado, y Antonio María Rouco Varela, el aspirante a sucederlo en el cargo, se parecen como dos gotas de agua. Ambos proceden y son hechura de la Universidad Pontificia de Salamanca, donde los dos consiguieron prestigio y puestos relevantes. Rouco fue vicedecano y Blázquez, decano, superando a su amigo, que no rival, por vez primera.

Los dos pertenecen desde siempre al sector conservador del episcopado. Rouco, como canonista de reconocido prestigio y Blázquez, como especialista en Teología fundamental. Aunque muchos hacen pasar por progresista al obispo de Bilbao, la verdad es que no se diferencia doctrinalmente en nada del cardenal de Madrid. Más aún, si Rouco mima a los kikos, Blázquez es el teólogo oficioso del Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello.

Tras seguir caminos paralelos y regir sedes de alta responsabilidad, se van a enfrentar por primera vez. Porque las pasadas elecciones, Blázquez no le ganó a Rouco (que no salió elegido por un voto para un tercer trienio y tuvo que retirarse de la liza), sino a Antonio Cañizares. Rouco y Blázquez, dos amigos muy parecidos. Los dos son tímidos y retraídos. Quizás lo único que les diferencie es la estrategia a seguir en la dirección de la Iglesia española. Blázquez apuesta por el diálogo y el compromiso, mientras Rouco es partidario de que la Iglesia recupere influencia social. Incluso en la plaza pública. Sin imponer, pero sin dejarse arrinconar.

Ni uno ni el otro son grandes líderes carismáticos, pero ejercen como jefes de fila. En el episcopado español, hay dos bloques de obispos sedimentados. El bloque más conservador, dirigido por Rouco y Cañizares, y el moderado, sin líder definido, pero dirigido por Blázquez. Ambos bandos casi se equilibran en número. «Las elecciones van a depender de la mayoría silenciosa e innominada», dice un prelado andaluz. Se trata de obispos centrados en sus diócesis, que casi nunca salen en los medios de ámbito nacional. Obispos sencillos y evangélicos que tienen en su mano la continuidad de monseñor Blázquez. Y que probablemente se la concedan. Porque encaja con su estilo. El obispo de Bilbao se les parece mucho y les ofrece lo que ellos quieren: colegialidad, gusto por la unidad, gestión pública comedida, estilo dialogante, neutralidad política y humildad. Como dice el arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, «Blázquez no tiene ambiciones de poder y presenta un aspecto un poco indefenso, que lo hace cercano». Rouco, en cambio, a muchos obispos les da la sensación de acumular demasiado poder, es más presidencialista y menos neutral políticamente. Blázquez y Rouco, amigos y obispos muy parecidos, obligados a enfrentarse.

© Mundinteractivos, S.A.

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Una respuesta

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  1. […] volvía a intentar suerte en 2008 con las elecciones en la Conferencia Episcopal Española. El 2 de marzo escribía que “todo indica que Blázquez conseguirá su segundo mandato”. Es más, dijo que la no reelección del Obispo de Bilbao sería un “feo espiritual” […]


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