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Huir de la notoriedad, de Enrique Arnaldo en El Mundo

Posted in Derechos, Justicia, Libertades, Política by reggio on 9 septiembre, 2008

LA RENOVACION DEL CGPJ

Acabamos de conocer la composición del sexto Consejo General del Poder Judicial, que fue un órgano recibido con entusiasmo tras su incorporación a la Constitución de 1978, al asumir la misión nada menos que de salvaguardar la independencia institucional del Judicial como poder y la personal de los jueces y magistrados que lo integran. El órgano recibió una severísima puñalada en 1985, cuando el legislador cambió la letra y el espíritu de la Constitución y atribuyó al Congreso y al Senado el monopolio de la designación de sus miembros. Su politización estaba cantada, pues se cayó en el método del puro y simple reparto de las cuotas de nombramiento, precisamente aquello que el Constitucional, en su bienintencionada pero ingenua sentencia desestimatoria de los recursos contra la ley del 85, dijo que había que evitar. Aun cuando, tras la reforma del 2001, las Cámaras se pronuncian sobre los candidatos preseleccionados, el resultado es y seguirá siendo el mismo: la distribución ponderada de los puestos en función de la representación parlamentaria.

Este nuevo Consejo sustituye a uno que ha suscitado las más agudas críticas negativas y las más duras acusaciones de politización, pero que también ha sufrido los embates más agresivos de la ingeniería jurídica. En consecuencia, el papel del nuevo Consejo se presenta enormemente difícil. Debe, como primera medida, restaurar la institucionalidad y trasladar a la opinión pública, y a la carrera judicial, que no sólo predica formalmente su independencia, sino que la predica en todas sus decisiones: sea a la hora de proveer los nombramientos de los altos cargos, ejercer la potestad disciplinaria, la función inspectora o adoptar cualquier medida de gobierno judicial.

El larguísimo periodo de alumbramiento de este Consejo nos obliga a felicitarnos por el solo hecho de la designación de uno nuevo, del que todos los nombres merecen la máxima consideración y respeto, así como la mayor esperanza de que su actuación se revista de la rutina contraria a la notoriedad de la que deben huir tanto los jueces como su órgano de gobierno. Sin mengua de ese respeto personal (en algunos casos fruto también de la confianza y amistad), sí debemos poner de relieve la muy escasa representación de magistrados del Supremo y la inexistente de los jueces y magistrados no asociados, que constituyen más de la mitad de la carrera. Aunque otras profesiones o corporaciones jurídicas han sido de nuevo olvidadas, sí debemos congratularnos de la presencia de un destacado miembro del Cuerpo de Secretarios Judiciales, que tanto tiene que decir, en particular en relación con la Oficina Judicial, de tanta trascendencia.

Habrá que esperar a saber quién es el presidente para valorar definitivamente la composición del órgano. En fin, esperemos que mejor pronto que tarde se vuelva al sistema de designación del Consejo conforme a la Constitución.

Enrique Arnaldo es abogado, profesor de Derecho Constitucional y ex vocal del CGPJ.

© Mundinteractivos, S.A.

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