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El Arzobispo de Oviedo saca la memoria histórica de la Iglesia de Asturias a pasear por Covadonga, de Juan Vega en su Blog

Posted in Asturias, Política, Religión by reggio on 9 septiembre, 2008

Las autoridades civiles y religiosas contemplan la Cruz de la Victoria

No hace mucho tiempo que el alcalde de Cangas de Onís pidió la conversión de aquella primera capital de la España emergente -hablamos en la nebulosa legendaria de los orígenes; otros hablarían de la historia de la nación astur- en la Gernika asturiana, es decir, en la capital política de Asturias, dejando a Oviedo la capitalidad administrativa.

Formaba parte este regate en corto, orquestado desde la sede de la FSA de la calle Santa Teresa de Oviedo, de una operación para desactivar las pretensiones que del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, sobre el papel que la ciudad había de jugar en el Estatuto de Autonomía de Asturias.

Ahora es la Iglesia de Asturias, la que pide que Oviedo renuncie a una pieza esencial de su relicario, que forma parte del conjunto que desde el alba de los tiempos fue adorado por los peregrinos que iban a la basílica del Salvador, a rendir tributo de admiración, y a orar ante aquella constelación de joyas y reliquias de todo tipo, custodiadas en la Cámara Santa.

El Arzobispo de Oviedo acaba de anunciar que la Iglesia asturiana celebrará en octubre un acto de consagración de Asturias a la Virgen de Covadonga para que “vele por el futuro de la comunidad y ayude a que entre todos se consiga hacer progresar a la tierra asturiana”. La idea de trasladar la Cruz de la Victoria a Covadonga, forma parte sin duda de esta operación religiosa, para devolver a Covadonga su papel estelar en la mitogenia hispánica, en un momento de recrudecido enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado, al haberse desempolvado nuevamente la operación “memoria histórica” de la Guerra Civil, en una coyuntura muy oportuna para desviar la atención de los despidos, suspensiones de pagos e hipotecas fallidas, que sin duda van a protagonizar la vida de las familias españolas, en paralelo a la “vuelta al colegio” de este mes de septiembre.

Una leyenda fabricada muy posteriormente a la propia Cruz de la Victoria, sostenía que este emblema, que es el símbolo de Asturias y el estandarte que ondea en su bandera, es la misma que se supone que ondeó el Caudillo Pelayo, en la batalla de Covadonga, que en el repertorioAreces rinde pleitesia ante el Arzobispo histórico español, es el fundamento mitológido de la nación, al haber sido alzada por Pelayo, en aquella victoriosa batalla -que tantos atribuyeron a la fantasía legendaria- que daría inicio al proceso conocido como La Reconquista. Muchos dicen que la presencia de un relicario en el corazón de la cruz, no tenía otro fin que contener las astillas de madera de aquel estandarte que tuvo la fuerza de conseguir lo que dice la leyenda grabada en la misma: “Hoc signo tuetur pius=Hoc signo vincitur inimicus“.

Memoria histórica de la Batalla de Covadonga y de la primera gran “victoria contra los moros”, contra la memoria histórica de la Guerra Civil, agitada por el magistrado Garzón, cuyo salto a la política de la mano de Felipe González, hace que no sean pocos los que ven la larga mano del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, en esta segunda edición de un movimiento generalizado para la remoción de tumbas, cadáveres, cenizas y fosas comunes. Recientemente, el delegado del Gobierno Antonio Trevín, manifestaba la disposición de las autoridades asturianas a colaborar con Garzón, después de que el Arzobispo de Oviedo Carlos Osoro difundiese un comunicado recordando que aún son muchos los españoles que esperan que se depuren también los oscuros sucesos de Paracuellos del Jarama en la Guerra Civil.

Covadonga es un lugar muy incómodo para los socialistas, pues remover la memoria es lo que tiene, aunque sea mítica y fabulosa, dado que el Real Sitio es en realidad, se mire como se mire, un lugar que poco o nada tiene que ver con el espíritu de Alianza de Civilizaciones que preconiza el presidente Zapatero, ya que resulta inevitable recordar que de la gesta del Caudillo Pelayo se derivó la creación de un reino, el Reino de Asturias, que se lanzó a la aventura política y militar de recuperar la península para los cristianos, bajo el alto patrocinio religioso de “Santiago Matamoros”.

La creación de la Autonomía asturiana, bajo los símbolos más vinculados a Covadonga y a lo que se ha dado en llamar el Covadonguismo, nos recuerda que toda la simbología del Principado tiene relación con la ilustre cueva, donde el ocho de septiembre se celebra el Día de Covadonga, un día que fue designado por las autoridades civiles asturianas, para crear una fiesta “patriótica”, el Día de Asturias, ocupando el espacio de una festividad de clara raigambre religiosa, a la manera en que los nacientes ritos cristianos, se asentaron en los mismos lugares en los que se tenían su asiento los viejos mitos prerromanos.

De aquellos polvos laicos, estos lodos religiosos, y si Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos, soñó con desplazar el papel del Arzobispo al instituir el Día de Asturias en el Día de Covadonga, lo cierto es que no lo lograron, ni él ni sus sucesores.

Etiquetas: Caudillo Pelayo, Virgen de Covadonga, Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos, Garzón, Arzobispo de Oviedo, Hoc signo tuetur pius=Hoc signo vincitur inimicus, Felipe González, Cruz de la Victoria, Reconquista, Alianza de Civilizaciones, Día de Asturias, Antonio Trevín, Iglesia de Asturias, Cámara Santa, Guerra Civil, José Luis Rodríguez Zapatero, Gabino de Lorenzo, Día de Covadonga, Cangas de Onís, Santiago Matamoros, Carlos Osoro, batalla de Covadonga
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