El embarazo, de Lucía Méndez en El Mundo

ASUNTOS INTERNOS

Vaya, vaya… qué poquito ha hecho falta para que algunos se retraten. Ha bastado un embarazo. Reproduzco algunas de las cosas que se han leído y escuchado estos días sobre el nombramiento de una ministra de Defensa que está embarazada de siete meses. «No es lo mismo bombo que bomba». «La ministra estará impedida por su embarazo para ejercer alguna de sus funciones». «Nombrar a Zerolo hubiera resultado más provocador que el nombramiento de la simpática guapita treinteañera». «¿Qué pasará cuando la ministra tenga que darle el pecho al niño?». «Carmen, la del bombo».

Carme Chacón ha sido vicepresidenta del Congreso y ministra de Vivienda. Nadie puso en duda su capacidad para ocupar estos cargos. Claro que entonces no tenía esa tripa tan pronunciada que la convierte en una «impedida». Una mujer embarazada es una estampa entrañable. Los hombres, de hecho, están deseando perpetuarse en sus hijos y para eso es imprescindible que sus mujeres se queden embarazadas. Ahora bien, la cosa cambia si se trata de mujeres que se desenvuelven en un trabajo de hombres, hacen jornadas de diez o doce horas y aman su profesión tanto o más que ellos. Entonces una mujer embarazada pasa a convertirse en un problema, una incomodidad. ¿Y si le da por parir en una reunión de alto nivel?

Resumiendo, que si las mujeres quieren dedicarse a lo mismo que muchos hombres es mejor que se conviertan en monjas laicas que consagren su vida no a Dios, sino al trabajo. Y si quieren ser ministras, directoras generales o diputadas, sin impedimentos que las distraigan, tienen la posibilidad de quitarse el útero, puesto que en casa no pueden dejarlo.

Pues sí. Es posible que Carme Chacón no pueda visitar Afganistán en los próximos dos, tres o cinco meses. ¿Y qué? El ex ministro José Antonio Alonso podía haberse roto una pierna y estar de baja dos meses y no por eso nadie hubiera dicho que está impedido para ejercer su función. La ministra de Defensa hará lo que todas las mujeres que no tienen horario y sí tienen hijos. Se sentirá culpable cuando tenga que dejar al niño en casa, quizá responda a la llamada de los generales al tiempo que le da el pecho, seguramente no se tomará los cuatro meses de baja para no pedir perdón por ser ministra y madre a la vez, tal vez suspenda la lactancia para criar a su hijo con biberón. Cuando esté en su despacho no sólo pensará en el trabajo, sino también en el niño, llamará muchas veces para saber si le ha subido la fiebre y si falta el jabón líquido, ella será la responsable. A lo mejor está en una cumbre de la OTAN cuando el niño tenga la varicela… Es posible que a ciertos hombres les parezca imposible que alguien pueda hacer todo esto a la vez. Pero millones de mujeres en todo el mundo demuestran cada día que sí se puede.

Por eso tiene muchas narices la falta de respeto con la que ha sido tratada la ministra Chacón. Por lo menos Berlusconi es sincero. Cree que las mujeres son inferiores a los hombres y lo dice sin eufemismos.

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