Reggio’s Weblog

Solbes sedará la crisis, Corbacho repatriará y Sebastián ideará futuros, de Enric Juliana en La Vanguardia

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

ARRANCA LA IX LEGISLATURA

LA CRÓNICA

Evitar el colapso del ´milagro español´, prioridad absoluta del nuevo Gobierno

Los diez mandamientos del nuevo Gobierno que hoy toma posesión se resumen en uno: evitar el colapso del milagro económico español, el círculo virtuoso que, gracias al saneamiento presupuestario, el abaratamiento del coste del dinero, la formidable expansión del negocio inmobiliario, las subvenciones de Bruselas, la llegada masiva de inmigrantes y la consiguiente flexión de los salarios, ha garantizado catorce años consecutivos de crecimiento, un hito sin parangón en la Unión Europea.

El riesgo de colapso existe. Las previsiones de aterrizaje suave con las que el PSOE afrontó con éxito la campaña electoral trastabillan en estos momentos. Los servicios de estudios de la banca española auguran entre cuatrocientos y seiscientos mil parados más a finales de año. Y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado en dos puntos las previsiones de crecimiento de la economía, que podría acabar el ejercicio de 2008 con un leve pálpito del +1%; un pálpito tan precario como el de Italia. El círculo virtuoso puede devenir círculo vicioso en cuestión de meses.

Desde Washington, donde asiste a la reunión del FMI, el vicepresidente Solbes cifró ayer en 10.000 millones de euros el coste de las medidas de choque detalladas el pasado martes por Zapatero en el Congreso. Medidas que van desde la devolución fiscal de 400 euros por contribuyente a las nuevas líneas de crédito para estimular la construcción de viviendas de protección oficial.

Casi a la misma hora, José Antonio Alonso, nuevo portavoz parlamentario del PSOE y personaje claramente emergente en la galaxia Zapatero, presentaba en sociedad al tándem Miguel Sebastián-Cristina Garmendia, que hoy jurarán como nuevos ministros de Industria y Ciencia e Innovación, respectivamente. No hubo declaraciones programáticas, a la espera de ocupar el cargo, pero el spot -ya que de esto se trataba- tenía una clara misión: acompañar la presencia de Solbes en el FMI con el mensaje de que el nuevo Gobierno va arremangarse para diversificar la economía y hacerla menos dependiente de las cuitas del ladrillo. Innovación y modernización son dos de los mantras del Zapatero-2. El tercero es la ampliación de la igualdad entre mujeres y hombres.

Desempeñando un papel hasta ahora inédito, el portavoz parlamentario socialista presentó a Sebastián (ex director de la Oficina Económica de la Moncloa y derrotado candidato a la alcaldía de Madrid) y a Garmendia (experta en biotecnología y muy levemente relacionada con el socialismo vasco), como los más adecuados impulsores de un «nuevo modelo económico». Un nuevo modelo económico; palabras mayores para un país que ha conocido la euforia del consumo gracias al negocio inmobiliario, el turismo y el abaratamiento de los servicios.

La estrategia parece clara. Desde la vicepresidencia económica, Solbes intentará sedar los efectos de la crisis o desaceleración -el diagnóstico aún es incierto-, empleando las reservas del superávit presupuestario; desde Industria y Ciencia e Innovación, Sebastián y Garmendia intentarán construir la narración del «nuevo modelo». Las tensiones entre Solbes y Sebastián pueden darse por seguras (ya existieron cuando el segundo dirigía la Oficina Económica de la Moncloa), por ejemplo, en asuntos tan decisivos como la reordenación del sector energético. Sería prematuro avanzar, sin embargo, que Sebastián, amigo personal de Zapatero, arranque en posición dominante.

Sedación, nuevo relato y nuevo paradigma ante la inmigración, de cuyas filas saldrá el mayor número de parados. Este último es el más arduo de los retos a los que se enfrenta Celestino Corbacho, nuevo titular de Trabajo e Inmigración, el ministerio más difícil de los próximos cuatro años. Uno de los cometidos de Corbacho será fomentar el regreso a su país de los inmigrantes que vayan el paro, mediante incentivos como la capitalización del seguro de desempleo o la concesión de microcréditos. Sedación, diversificación y repatriación.

Tagged with:

Fosas, archivos, vidas, de Francesc-Marc Álvaro en La Vanguardia

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

Hoy, 14 de abril, 77 años después de la proclamación de la Segunda República, algunos recuerdan, otros olvidan, la mayoría ignora, y van quedando menos que puedan contar en primera persona. Una época se extingue porque fallecen los que la vivieron y murieron. Mientras parten los viejos, es un imperativo cívico buscar la verdad, conocer, comprender. Pero, ¿dónde buscar la verdad? El Govern de la Generalitat de Catalunya nos propone buscar la verdad reabriendo las 179 fosas de la Guerra Civil, una empresa complicada y costosa que, tal vez con buenas intenciones, transforma la historia en un ritual más doloroso que reparador.

Después de cuarenta años de propaganda oficial franquista a cuenta de los muertos de un bando, debemos andar con cuidado de no imitar lo peor del enemigo desde la legitimidad democrática. La democracia -es extraño tener que recordarlo- es un régimen moralmente superior, porque asume el pluralismo, incluso ante sus enemigos. Dice el conseller Saura que hay que abrir las fosas y, a la vez, remarca que no es de su competencia interesarse por unos restos aparecidos en las instalaciones de la brigada paracaidista de Alcalá de Henares que podrían corresponder a Andreu Nin, el líder del POUM asesinado en el año 1937 por orden de los soviéticos. Algo falla.

¿Qué tipo de verdad histórica se nos ofrece desde las instituciones? La pregunta no es nada teórica, de ella depende estar en guardia frente a constantes intentos de maquillar biografías y trayectorias. Todo el mundo ve como algo normal que hoy Santiago Carrillo presente un libro sobre los deportados republicanos a los campos de concentración nazis, ignorando que el PCE y el PSUC trataron como sospechosos de colaboracionismo a los supervivientes de aquel infierno, algo que ocurría en toda Europa pues era dictado por la paranoia estalinista. Insisto: ¿quién dirige la búsqueda de la verdad histórica en una sociedad? Están los muñidores de la memoria oficial, léase Memorial Democràtic y demás tinglados, y están los que son proscritos y silenciados por plantear preguntas incómodas.

El recientemente fallecido Josep Benet, en el prólogo a sus memorias, se hace la pregunta del millón: «¿I qui té el poder de decidir quina és de totes les memòries existents la democràtica?» La respuesta me la dio, hace tiempo y sin querer, un conseller socialista del tripartito: «Hemos entregado este juguete de la memoria a unos que lo convertirán en un negocio fácil para sus amigos».

Hoy, 14 de abril, 77 años después de la proclamación de la Segunda República, más que exhumar las fosas lo que hay que hacer es seguir abriendo los archivos (lo cual nos recuerda que el Gobierno ha de entregar ya los papeles de Salamanca). Como ha hecho Enric Canals para escribir el libro Delators. La justícia de Franco, un trabajo riguroso que pone nombres y apellidos a uno de los fenómenos más execrables de la dictadura. Las nuevas generaciones deben saber que hubo delatores de un signo durante la Guerra Civil española en la retaguardia y que los hubo de otro signo en la larga posguerra. Como hubo buena gente de todas las ideologías que, durante el conflicto y también después, se arriesgaron para salvar vidas de adversarios.

¿Dónde buscar la verdad histórica? En esta misma complejidad a la que nos acabamos de referir. Una complejidad que no significa ambigüedad ni relativismo ante las causas probadas de los hechos, pero que no acepta el esquematismo urgente. La complejidad que, paradójicamente, corresponde a un tiempo dramático de doctrinas duras y compactas, de maniqueísmo sectario.

Una complejidad que, por ejemplo, ejemplifica la vida del general Antonio Escobar, católico al servicio de la República, de quien el veterano periodista e historiador Daniel Arasa ha escrito una apasionante biografía, Entre la cruz y la república. Complejidad que también aparece en la muy documentada obra Josep M. Planes. Set trets al periodisme a la Rabassada, donde el colega Jordi Finestres narra la carrera profesional y el trágico final de un intelectual demócrata y catalanista que fue asesinado en 1936 por los pistoleros de la FAI por denunciar sus crímenes en varios reportajes.

Por cierto, Josep M. Planes es un muerto de nadie: la dictadura, como es lógico, no lo incluyó entre sus «caídos por la patria» y hoy, por no haber muerto a manos de los franquistas, tampoco encaja en los homenajes que promueve el Memorial Democràtic.

Hoy, 14 de abril, 77 años después de la proclamación de la Segunda República, también recordamos el septuagésimo aniversario del fusilamiento en Burgos de Manuel Carrasco i Formiguera. Lo mataron los franquistas tras haber huido de Catalunya por las amenazas anarquistas, amarga ironía. Fueron otros catalanes, partidarios de Franco, quienes declararon contra el dirigente de Unió. ¿La verdad? Más que los restos de las fosas yo espero que alguien, tal vez un comisario de la memoria bien subvencionado, escriba pronto un libro tan valiente como Versión corregida, la obra donde Péter Esterházy narra cómo descubrió que su padre había colaborado como informador con la policía secreta del régimen comunista húngaro entre los años 1957 y 1980. Casos equivalentes, tan o más interesantes, no nos faltan en Catalunya.

Tagged with:

Debate de investidura y situación económica, de Roberto Centeno en El Mundo

Posted in Economía by reggio on 14 abril, 2008

TRIBUNA LIBRE

Se daba por supuesto que Zapatero se «emplearía a fondo» en el debate de investidura, para explicar un paquete de medidas económicas concretas, con el que hacer frente a lo que eufemísticamente denominan «desaceleración económica». Lo primero que hay que decir es que lo expuesto en el debate fue un auténtico fraude intelectual, en el que Zapatero mintió deliberada y conscientemente a los españoles sobre la realidad de la situación, y que el plan de actuación presentado es una tomadura de pelo. Como economista, siento vergüenza y sonrojo al ver al Gobierno de mí país, cuyo PIB es el noveno del mundo, proponiendo un «plan de choque» para afrontar la mayor recesión en 35 años, con medidas irrisorias en efectividad y dimensión, a lo que se añade un nuevo Gobierno, mas propio de país centroafricano que de la undécima economía mundial, que ha causado estupor e hilaridad en todas las cancillerías europeas.

El gran problema, es que tanto Solbes como Zapatero, actúan como si se creyeran las mentiras del Banco de España y del sistema estadístico nacional que ellos mismos presionan para publicar, y piensan, que como ocurrió en los tres primeros años de legislatura las cosas funcionan solas y resulta innecesario acometer reformas que permitan recuperar la competitividad y la rentabilidad. El drama es que el ministro de Economía -que no vicepresidente-, como demostró cumplidamente en la crisis de los 90 y vuelve a demostrar ahora, ni entiende como funciona la economía, ni tiene la menor idea de los problemas a los que nos enfrentamos. Peor aún, Solbes es un pusilánime incapaz de mantener su autoridad, sus convicciones y sus principios. Lo más reciente ha sido el nombramiento de su tradicional enemigo Sebastián como ministro de Industria y Energía, a pesar de haber puesto como condición para continuar, su exclusión expresa del área económica, y la adscripción de Energía a su ministerio.

En todo caso, el gran problema hoy es que el conjunto de indicadores y datos del primer trimestre de 2008 conocidos hasta ahora definen una situación de recesión de una profundidad desconocida, y lo realmente grave es que el ritmo de deterioro de la economía se está produciendo a una velocidad de vértigo, tanto, que cada mes vemos superadas las peores previsiones.

Lo siguiente a resaltar son dos conclusiones escalofriantes, que se desprenden de los últimos datos publicados. La primera, que la economía ha dejado de crear empleo y la segunda que el crecimiento en éste primer trimestre ha sido del 0,2%. El director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorro, Angel Laborda, daba los datos en su último análisis, que acertadamente titulaba Frenazo en seco. La caída en picado de las cifras de afiliación a la Seguridad Social demuestra inequívocamente que ha dejado de crearse empleo, es decir, todo el incremento de población activa va directamente al paro, lo que pone al descubierto las trampas con las cifras de paro registrado.

Y la consecuencia derivada de lo anterior es aún peor. El PIB ha crecido un 0,2% en este primer trimestre, y aunque Laborda dulcifique lógicamente tan tremenda cifra, señalando que con ello el crecimiento de la economía en tasa interanual, ha pasado del 3,5 al 2,7%, eso es algo irrelevante, porque lo único importante es como estamos hoy, no como estábamos hace doce meses. Como afirma Alan Greenspan en sus excelentes memorias: «Los datos del último trimestre disponible, son mucho mas útiles para la predicción que todos los modelos juntos, por eso me afano siempre en desentrañar los últimos datos disponibles». Las mejores proyecciones sobre la marcha de una economía se consiguen extrapolando a nivel año el último crecimiento trimestral. ¿Y qué tenemos entonces? Pues un desastre peor que todo lo que hemos venido pronosticando catastrofistas y antipatriotas: la economía española esta creciendo al 0,8% en tasa anual, lo que unido a una inflación del 4,5%, define una situación inequívoca de estanflación, el peor de los escenarios posibles. Realmente pasmoso.

Centrándonos en el debate, creo que hay dos partes perfectamente diferenciadas en el discurso del candidato: análisis de la situación actual y paquete de propuestas. Respecto al primero, Zapatero nos expuso un panorama idílico propio de Alicia en el País de las Maravillas. España está mejor preparada que nunca para afrontar cualquier cosa, y la culpa no es nuestra, es de Estados Unidos y de los mercados financieros internacionales, menos el nuestro que es el mas sólido del mundo mundial, aunque más de del 50% esté en manos de Cajas de Ahorro, muchas de las cuales controladas por politiquillos y caciques locales.

Los desequilibrios esenciales son tan gigantescos que jamás habíamos sido tan vulnerables. Tenemos el déficit exterior mayor del mundo desarrollado, 10,1% del PIB, el doble del siguiente que es Estados Unidos. Nuestra deuda exterior es de 1,5 veces el PIB, el doble que en 2004, las Administraciones Públicas deben 200.000 millones, los bancos 850.000 y las empresas 500.000 en números redondos. Cantidades inmensas, el 50% de las cuales tendrán que ser refinanciadas en poco más de un año en condiciones muy exigentes, tanto, que solo por esta causa tendremos una reducción significativa del PIB y del empleo. Adicionalmente, la deuda de las familias se sitúa en el máximo de todos los tiempos: 665.000 millones de euros. Como nos recordaba el lunes la prensa inglesa, España se encamina a la mayor debacle económica de la historia moderna, mientras el propio FMI, pecando de optimista, reducía la previsión de crecimiento para España al 1,8%, y señalando además que nuestra situación se ve agravada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

La otra parte del análisis de la situación actual podría encuadrarse en la palabra «decencia», la gran novedad del discurso de Zapatero que la repitió hasta la saciedad. Mencionaré cuatro engaños principales: distribución de la riqueza, paro, gasto social y solidaridad e igualdad entre todos los españoles. Somos un país «decente» que redistribuye con equilibrio la riqueza que genera, dijo. Una afirmación indecente, cuando se ha empobrecido al 60% de las familias, cuando se ha enriquecido hasta límites inimaginables a una élite empresarial y financiera, y cuando se ha reducido la parte del trabajo en el PIB a su mínimo histórico y al mínimo de toda la UE. Somos un país «decente» que hemos reducido el paro. Otra afirmación indecente, el paro se ha reducido sólo sobre el papel por los cambios metodológicos introducidos por el INE en enero 2005. Medido en términos homogéneos el paro no ha dejado de crecer.

Somos un país «decente», nuestro Gobierno tiene una indiscutible vocación social, y hemos incrementado enormemente el gasto en éste área, afirmó el candidato sin sonrojarse. El gasto social ha crecido lógicamente en términos monetarios -¡hasta ahí podíamos llegar!- en concreto un 39% entre 2.004 y el Presupuesto 2008, si se cumple, pero como el PIB ha subido todavía mas, un 42%, el gasto social como parte de la riqueza nacional, es decir como «esfuerzo social», se ha reducido del 14,4% al 14,0%. Y el PP sin enterarse. Zapatero ha reducido el «esfuerzo social» de España, lo que no ha ocurrido en ningún otro país europeo. Y si nos referimos al gasto social per cápita, éste el menor de toda la UE. Para rizar el rizo, lo remachó con otra patraña. «Incrementaremos el gasto social y no subiremos los impuestos» afirmó solemne. Lo de incrementar el gasto social veremos. Solbes ha dicho que tendrá que bajar, pero lo de no subir impuestos, ¿como puede tener la desvergüenza de afirmar tal cosa, si la presión fiscal ha subido ya por la inflación, un 4,5% el IVA, que es el impuesto de los pobres, y el IRPF se ha corregido sólo un 2%?. Un incremento fiscal de 4.000 millones si el año cierra con una inflación del 4% -la previsión del FMI- está recayendo ya en un 80% sobre la clase media y las clases menos favorecidas.

Entrando ahora en las medidas propuestas, estas se concretan en dos grupos principales, reactivación del sector de la construcción mediante el adelanto de licitación de obra pública ya programada más construcción de VPO, y devolución de 400 euros a los contribuyentes con rentas superiores a 22.000 euros año, es decir, los obligados a declarar por IRPF, que son el 40% mas «rico» de la población. Al 60% mas pobre, mileuristas, pensionistas y similares, que les zurzan, y al resto, ayudas a parados etcétera. Medidas que son pura demagogia tercermundista. Descartando la broma de los 400 euros, ya que aparte la flagrante injusticia distributiva, lo que se da con una mano a los más «ricos» se le quita por una cantidad similar, vía aumento de la presión fiscal a los mas «pobres», la obra pública es la típica medida keynesiana que no se aplica en ningún país desde hace más de 30 años. La obra pública apenas genera empleo y tiene efectos colaterales muy negativos, como el crowding out o expulsión de la inversión privada, algo particularmente grave en un contexto de crisis financiera. Plantear hoy medidas de estimulación de la demanda vía incremento del gasto no se le ocurre ni al que asó la manteca.

Además, se trata de adelantar lo presupuestado, es decir, nada, porque en España al Estado le han dejado en cueros, con la mitad de recursos que un Estado Federal. No hay ya para pagar y menos dotar a los funcionarios, ya que restando gastos fijos, como deuda pública o aportación a UE, al Estado le queda poco más del 16% del gasto total. La capacidad la tienen hoy las Comunidades Autónomas, el 52% del gasto, un dinero que despilfarran a manos llenas.

Las viviendas de protección oficial, sin embargo, sí son una necesidad, pero lo que no tiene fundamento es que el Estado se ponga a construir obra nueva cuando hay mas de millón y medio de viviendas en venta y otro medio millón en construcción. El gran problema en las crisis inmobiliarias, y cito de nuevo a Alan Greenspan, es la «incertidumbre sobre el valor de los bienes inmuebles, que tienen como garantía de préstamos, una incertidumbre que deja a los banqueros paralizados, asustados y reacios a prestar más». En estos casos, continúa, hay que ir sin demora a un sistema de pujas, sacando activos por bloques. Este es el camino, contribuir a clarificar el mercado y no a complicarlo mas incrementando la oferta, es decir, promuevan subastas para comprar 150.000 o 300.000 viviendas que revenderán después como VPO. Por supuesto, los vendedores tendrán que ser realistas, la banca extranjera está liquidando masivamente deuda hipotecaria española al 40% de su valor. ¿Mucho, poco? No tengo ni idea, pero los propietarios tendrán que decidir entre recuperar aclarar la situación y empezar sobre una base sólida, aceptando fuertes descuentos por bloques, o vender pisos gota a gota y arruinarse en el camino.

Hay medidas que pueden funcionar porque lo han hecho en otras partes, que incluyen desde la reducción neta de la presión fiscal un 2% del PIB, a las reformas pendientes desde hace 10 años y la mejora de la productividad, sin la demagogia habitual ni congelaciones salariales -¿más todavía?-, que es lo que propondrán. Pero el resumen es claro, Zapatero ha engañado a los españoles, la recesión es más profunda y está avanzando a un ritmo muy acelerado. Las medidas propuestas son de vergüenza ajena. Si Zapatero empobreció al 60% de las familias cuando la economía crecía al 3,7%, ni si imaginan lo que puede ocurrir ahora.

Roberto Centeno es catedrático de Economía de la Escuela de Minas de la UPM.

www.robertocenteno.es

© Mundinteractivos, S.A.

Tagged with:

El aparato se alía con el Rasputín de Génova, de Casimiro García-Abadillo en El Mundo

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

A FONDO

El poder teme la competencia, pero la democracia representa justamente el contraste de ideas. Por eso, en los sistemas democráticos el poder nunca puede ser absoluto.

En todas las organizaciones, y los partidos políticos lo son, las cúpulas directivas manejan los resortes internos que les garantizan su permanencia y dificultan la toma del poder por parte de elementos no controlados. A los encargados de realizar esa labor defensiva se les suele llamar aparatchik, porque no ha habido ninguna organización como el Partido Comunista de la URSS en la época de Stalin que haya desarrollado, hasta límites tan macabros como efectivos, un modelo similar para laminar todo tipo de oposición al poder establecido.

Ya no se dan ejemplares como Laurenti Beria, para cuya entronización es necesario un microclima como el que generó la dictadura soviética en los años 30. Pero eso no quiere decir que los sistemas de poder no generen, incluso en las democracias, sus propios mecanismos de autodefensa.

En los años 80 se decía en el mundillo financiero que nadie preparaba mejor una junta de accionistas que Luis Blázquez, el director general del Banco Central que creció a la sombra del incombustible Alfonso Escámez. No sabían los Albertos a lo que se enfrentaban cuando, envalentonados por los petrodólares de KIO y la persuasión política de Enrique Sarasola, blandieron su 12,5% del capital del banco para hacerse con la mayoría de los puestos en el consejo de administración. Allí estaba Blázquez, manejando los hilos de la red de sucursales, el aparato del banco, para garantizarle al presidente una cómoda reelección a pesar de la potencia de fuego de los que pretendían tomarlo al asalto.

¿Qué le ocurrió al bienintencionado José Angel Sánchez Asiaín cuando lanzó su OPA bendecida por Solchaga y Rubio sobre Banesto? Allí estaba Rafael Pérez Escolar para organizar la resistencia de las bases contra el «ataque de los vascos». De aquella guerra salió vencedor Mario Conde, una especie de Rodríguez Zapatero con el que nadie contaba y al que, de rebote, la OPA del Banco de Bilbao le situó en la presidencia de Banesto.

Cuando el Partido Socialista, perdidas las elecciones de 1996 frente a Aznar y tras la marcha de Felipe González, organizó las primarias, también el aparato actuó en defensa del candidato oficial Joaquín Almunia.

Gracias a la denuncia del militante socialista Manuel Aguilar supimos hasta qué punto el aparato se posicionó en defensa de su candidato: «Sobre las 12.30 de la mañana [del día en que se celebraron las primarias] me llamó Gaspar Zarrías [a la sazón consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía]. Me preguntó que cuántos sobres con la candidatura de Almunia habíamos metido. Le dije que 22. Me contestó que teníamos que llegar a 100, que Borrell tenía que perder en Jaén, que la presidenta de la mesa y yo tendríamos un puesto de trabajo; que siguiéramos metiendo sobres y que tuviéramos cuidado que no nos cogiesen».

Almunia ganó en Jaén y a Manuel Aguilar no le llegaron a coger, pero la promesa de trabajo no se cumplió satisfactoriamente y el afectado terminó denunciando públicamente el pucherazo.

Zarrías es el arquetipo del aparatchik. El mismo llegó a votar con los pies y con las manos cuando era senador para cubrir la inasistencia a un pleno de algunos de sus compañeros. La democracia, en su esquema de valores, es sólo un medio para conseguir un fin. A Manuel Aguilar le dijo, para convencerle de llevar a cabo su fraudulenta acción, que lo que le pedía era «por el bien del partido».

Miguel Sebastián me contó en una ocasión que, cuando presentó su candidatura a la Alcaldía de Madrid, unos amigos suyos, con sus correspondientes avales, acudieron a una de las agrupaciones del PSOE de Madrid para afiliarse. Quedaron en llamarles. Cuando, tras pasar un tiempo razonable, reclamaron sus carnés, un funcionario bien aleccionado les preguntó: «Pero ustedes, ¿para qué quieren afiliarse?».

No crean que estoy dando vueltas para crear el clímax propicio para hablar de lo que ocurre ahora en el PP. No. Lo que sucede es que lo que está pasando en el PP ni es nuevo, ni es fruto de ninguna enfermedad particular desarrollada por un germen maligno en una de las plantas nobles del edificio de la calle Génova. Es tan viejo y tan pueril como la vida misma.

La salida en tromba de los llamados barones del partido, léase Camps, Valcárcel o Ruiz-Gallardón, en defensa de Rajoy y, de paso, contra la, hasta ahora, sólo posibilidad de que Esperanza Aguirre presente su propia candidatura en el congreso del mes de junio, tiene, como primer fin, acogotar a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Los argumentos que se utilizan, en público y en privado, son tan débiles como poco originales. La unidad, la ruptura del partido, el recuerdo de lo que sucedió en UCD, la necesidad de hacer frente a las presiones mediáticas, la conveniencia de una legislatura menos crispada,.. bla, bla, bla.

El único que ha dicho cosas sensatas en las últimas horas ha sido Alvarez Cascos, que fue en su día el jefe del aparato del PP. Ha reclamado algo evidente: son los militantes los que tienen que decidir en el congreso y hay que llamar derrotas a las derrotas.

Porque uno de los sustentos argumentales del aparato para defender su posición es que los resultados del 9-M fueron buenos. O sea, que perder por poco no es malo.

El viernes, en El País, el catedrático Gabriel Tortella hablaba de la «derrota pírrica» del PP: «…Estas elecciones, al haber tenido tantas atenuantes, han dejado la dirección del partido en la peor situación posible: su presidente, dos veces perdedor, se aferra al cargo alegando que la victoria fue honrosa y quizás arguyendo que ‘a la tercera va la vencida’».

El responsable de esta curiosa teoría de que los resultados del 9-M no fueron malos para el PP es el moderno Rasputín de Génova, Pedro Arriola.

El asesor áulico, cuyos variados y especializados servicios le cuestan al PP una suculenta factura, se ha incrustado en el inner circle de Rajoy hasta tal punto que es él quien le aconseja a través de su teléfono móvil cómo tiene que conducir sus debates en el Congreso de los Diputados.

El líder del PP haría mal en interpretar lo que está ocurriendo como un simple problema de ambición por parte de Aguirre, aderezado por el run run de los diputados descontentos con los nuevos nombramientos.

Desde Ruiz-Gallardón a Camps, lo que esperan los barones es el mejor momento para plantear su propia alternativa.

Y todos tienen tanto derecho como Rajoy o Aguirre a plantearla. Si el debate es abierto, el líder que resulte elegido saldrá reforzado. Los perdedores deben comprometerse a cerrar filas con el vencedor. Así se fortalecerá el partido. Rajoy dio una muestra de deportividad al señalar el sábado que no verá «como un enemigo» al que le dispute el liderazgo.

Pero, para que todos estén en igualdad de condiciones, todos deberían tener las mismas opciones, lo que hoy impiden los estatutos. «Pedir que los estatutos se cambien ahora es oportunismo», dicen en el aparato. No. Las normas se cambian cuando la necesidad lo reclama. La efectividad de los sistemas de incendio no se comprueba de verdad hasta que un edificio está en llamas. El PP corre el peligro de salir ardiendo.

casimiro.g.abadillo@elmundo.es

© Mundinteractivos, S.A.

Multicrisis y políticas de talla única, de Joaquín Estefanía en El País

Posted in Economía, Política by reggio on 14 abril, 2008

La cumbre de los responsables de Economía del G-7 y las asambleas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) del pasado fin de semana han sido testigos de la acumulación de dificultades económicas de distinta naturaleza que hoy agitan al planeta, y que configuran una coyuntura muy complicada e inédita en los últimos tiempos. En la misma, los elementos están tan relacionados que es cada vez más difícil identificar la etiología y separarla de sus consecuencias más inmediatas.

Así, confluyen las turbulencias financieras motivadas por las hipotecas de alto riesgo con una inflación alimentaria que afecta a la supervivencia de muchos ciudadanos del planeta, y con un crecimiento espectacular del precio del petróleo y la volatilidad de los tipos de cambio de las principales monedas. Ha vuelto al lenguaje económico la estanflación (crecimiento lento y aumento de la inflación) que se puso de moda a mitad de los años setenta del siglo pasado, con la primera crisis del petróleo: la crisis financiera ha reducido las expectativas de crecimiento económico y la crisis alimentaria ha avivado el aumento de los precios. Frío y calor al mismo tiempo.

El FMI ha calculado unas pérdidas de casi un billón de dólares (600.000 millones de euros) relacionadas con las hipotecas locas, una cifra que multiplica por cuatro las que la banca ha reconocido hasta ahora, lo que hace pensar a los analistas más pesimistas que lo peor está aún por llegar: hasta ahora, las distintas entidades bancarias han anunciado pérdidas por valor de 147.000 millones de euros. Estas turbulencias se están trasladando con rapidez a la economía real, básicamente a través del parón del crédito, y todas las organizaciones multilaterales y servicios de estudios privados revisan una y otra vez a la baja los porcentajes de crecimiento del PIB.

Las dificultades son muy otras en países como Haití, Camerún, Egipto, Senegal o Indonesia, donde el principal problema es el hambre. La agencia de alimentación y agricultura de la ONU ha pronosticado que la factura de los cereales puede subir un 74% durante el año en curso en algunos de los países más pobres del mundo, y que si los Gobiernos no dan pasos para frenar el alza del precio de los alimentos, habrá hambre y malestar social que desembocará en disturbios. En las asambleas del FMI y del BM, los participantes centraron sus críticas en los biocarburantes, combustibles obtenidos a partir de materias primas vegetales, acusados de ser el principal agente de la crisis alimentaria al causar el alza de materias primas básicas como el arroz y el trigo. El BM entiende que la inflación generada a través de los alimentos tiende a convertirse en estructural, ya que, al margen de los biocombustibles, el encarecimiento es debido a una suma de factores entre los que se encuentra el régimen de alimentación de los países emergentes (más ingresos por persona se traducen en más comida, más carne y más necesidad de grano para alimentar al ganado), las sequías motivadas por el cambio climático, las dificultades a la hora de incrementar las reservas y la oferta alimentaria… Problemas de oferta y de demanda. El presidente del FMI, Dominique Strauss-Khan, declaró que los aumentos de los precios alimentarios han eliminado de un plumazo los avances en la lucha contra la pobreza contenidos en los Objetivos del Milenio de la ONU: «Hemos retrocedido siete años en apenas unos meses».

Una de las enseñanzas de estas asambleas es que se han acabado las políticas de talla única, tan cercanas a la ortodoxia tradicional del Fondo y del Banco Mundial. Cada región del mundo escoge sin complejos el desequilibrio más grave de su economía y adopta las políticas económicas más convenientes para eliminarlo. Mientras EE UU ha elegido volver a la senda del crecimiento aun a costa de más inflación, la política monetaria del Banco Central Europeo persiste en combatir el descontrol de los precios antes que fijarse en los estragos de la desaceleración en la vida cotidiana de los ciudadanos. Unos y otros, americanos y europeos, deberán contribuir a un fondo para que las poblaciones más afectadas de los países pobres puedan comprar los alimentos hiperinflacionados.

Tagged with:

El 14 de abril y el patriotismo del recuerdo, de Félix Santos en El País

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

Setenta y siete años después de la proclamación de la Segunda República en la tarde soleada del 14 de abril de 1931, aquel régimen sigue siendo objeto de controversias. Es sorprendente, para empezar, que se sigan produciendo burdas desfiguraciones de lo que pasó en aquellos años, a pesar de que la historiografía solvente ha puesto las cosas en su sitio, desmintiendo las falsificaciones prodigadas durante cuarenta años por la dictadura franquista. Citemos algunas de las tergiversaciones más gruesas: que la quema de conventos de mayo de 1931 se realizó con el beneplácito del Gobierno republicano; que la «Revolución de Asturias», de octubre de 1934, fue un alzamiento contra el resultado de las elecciones de otoño de 1933; que los comicios que dieron el triunfo al Frente Popular, en febrero de 1936, fueron trucados, o que el asesinato de Calvo-Sotelo decidió a los militares a dar el golpe de Estado.

Esas falsificaciones las han reavivado estos últimos años algunos autores de nulo prestigio pero cuyos libros han tenido éxito de ventas. Y perviven en ciertos grupúsculos, como se puso de manifiesto a comienzos del pasado enero cuando un coronel del Ejército, comandante militar de La Coruña y Lugo, cargos de los que fue fulminantemente destituido, firmó un escrito en el que, entre descalificaciones de la entonces recién aprobada Ley de Memoria Histórica, sostenía que «la Segunda República no fue otra cosa que un golpe de Estado civil». Tamaña barbaridad, y otras semejantes, han rebrotado al calor de las resistencias suscitadas por las iniciativas de la sociedad civil para rescatar de fosas comunes a familiares y amigos asesinados en la Guerra Civil y por la iniciativa del Gobierno de Rodríguez Zapatero que culminó con la aprobación por el Parlamento de la Ley de Memoria Histórica.

A pesar de las décadas transcurridas desde la Segunda República y la Guerra Civil, la reacción destemplada y visceral de significados sectores de la actual derecha social, política y eclesiástica contra la Ley de Memoria Histórica, pone de manifiesto que la verdad de lo ocurrido en aquellos años cruciales de la historia de nuestro país no es todavía aceptada ni digerida por un sector de la sociedad española. Éste sigue aferrado a las versiones de la propaganda franquista.

Frente a los intentos de seguir denigrando un periodo que alumbró una de las mayores esperanzas colectivas vividas por el pueblo español, se impone un esfuerzo adicional para que las generaciones jóvenes sepan lo que verdaderamente pasó. La Segunda República fue un serio intento de modernizar y democratizar España. Recibida con alborozo por la población en un ambiente de orden y fiesta, revolucionó la enseñanza y combatió eficazmente el analfabetismo, dando un inédito protagonismo a maestros y docentes; llevó el saber a los rincones más escondidos de la España rural a través de las Misiones Pedagógicas; favoreció el que la vida cultural del país alcanzara niveles de vanguardia; hizo una ambiciosa política de obras públicas; intentó una reforma agraria que terminara con el hambre y las flagrantes injusticias de las zonas latifundistas; llevó a cabo una necesaria reforma militar, e implantó el laicismo, tal vez de manera demasiado radical dadas las circunstancias.

Con el recuerdo de la República, combatida desde sus inicios por los sectores reaccionarios del país y liquidada por una feroz guerra civil alentada por Hitler y Mussolini, no se trata de abrir viejas heridas, sino, al contrario, de cerrarlas, pero no en falso, y de asumir el pasado para seguir construyendo un futuro bien cimentado y acorde con el espíritu de nuestra Constitución

En 1999, durante una polémica suscitada en Alemania por una exposición sobre Los crímenes de la Wermacht, el entonces ministro de Exteriores Joschka Fischer afirmó: «Todas las democracias tienen una base, un hecho fundador, un Boden. En Francia es 1789. En Estados Unidos, la Declaración de Independencia. En España es la guerra civil. Y en Alemania es Auschwitz. Es el recuerdo de Auschwitz, el nunca más Auschwitz, el fundamento de la actual república alemana». Y proseguía Fischer: «Es bueno hablar de patriotismo constitucional, pero hay que saber en qué se basa la Constitución. Si Auschwitz no es el cimiento, la raíz, el radical de la Constitución, no hay Constitución que valga ni patriotismo constitucional posible. Sólo se puede ser patriota de la Constitución alemana si ese patriotismo es también, indisolublemente, un patriotismo del recuerdo de Auschwitz».

Creo que los españoles debemos aplicarnos también esas consideraciones de Joschka Fischer. El nunca más a las dos Españas enfrentadas, el nunca más a una guerra civil, fundamenta nuestra Constitución. Es lo que determinó el célebre consenso. De ahí que fomentar el patriotismo del recuerdo sea tan necesario. Y que sea oportuno hacerlo en esta fecha, el 14 de abril, que conmemora la implantación de la Segunda República.

La memoria histórica no es un entretenimiento o una ocurrencia, como lo calificó, con desdén, el líder conservador Mariano Rajoy en el primer debate televisivo con Rodríguez Zapatero días antes de las elecciones del 9 de marzo. Es una necesidad ineludible conocer y recordar sin falsificaciones un pasado que, guste o no guste, sigue proyectando sus luces y sus sombras sobre el presente y sobre el porvenir.

Félix Santos, periodista, es autor del libro Marcado por la República. Guerra y exilio de Francisco Carvajal.

Tagged with:

Carta a un ministro, de Joan Barril en El Periódico

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

LOS DÍAS VENCIDOS

Necesitábamos inmigrantes, y en vez de inmigrantes nos llegan personas. Ese descubrimiento todavía sacude el mundo judicial, policial y social. Desde que nuestro nivel de vida empezó a sustentarse en el trabajo de otras gentes y desde que nuestros compatriotas decidieron que esos trabajos ya los harían otros, la inmigración ha sido el gran fenómeno que nos aturde. Hace unos cuantos años todos nos considerábamos ciudadanos del mundo, hasta que el mundo llamó a la puerta de las playas y de los aeropuertos y se acabó la euforia multiculti. Pasamos, entonces, de ser unos espléndidos universalistas a convertirnos en unos atemorizados xenófobos. Incluso llegamos a inventar sufijos despectivos para los habitantes del sótano social. A los intelectuales y profesionales argentinos, chilenos o uruguayos que se instalaron, para su bien y el nuestro, en España, se les llamaba sudacas. A los trabajadores nigerianos, gambianos o senegaleses que cultivan nuestras ensaladas se les llamó negratas, y moracos a los magrebís, y chinos a todos los que lucen ojos almendrados, y paquis a los de tez oscura. El problema de la inmigración no es únicamente de los inmigrantes, sino también de los que ya no nos acordamos de que somos el resultado de miles de inmigraciones interiores. También el ministro que se va a dedicar a evitar que lo que es un beneficio acabe siendo un problema.

Algún día, alguien con buena pluma, tal vez mi amigo Arturo, deberá hacer una biografía de gente como Celestino Corbacho. Y otros amigos expertos en las cosas del poder deberán contar de qué manera los partidos políticos sirvieron de ascensor social a esas personas que, como Corbacho, supieron ejercer de traductores de mundos distintos y hacer converger sus deseos con las necesidades de la gente. Ayer, algunos comentaristas hablaban de Corbacho y le definían como «un duro». Sin duda, lo es. Forma parte de esa escuela política del PSC del Baix Llobregat que se expresa mejor con los silencios densos que con las palabras frívolas, tal vez porque el silencio siempre es el antifaz del error y las palabras, frívolas o no, exigen siempre un incómodo diálogo para el que no todo el mundo está capacitado. El estilo de Celestino no es mi estilo, pero prefiero en un ministerio a un político como Corbacho, que sabe lo que quiere y que, sobre todo, sabe a quiénes no quiere.

Cada vez que voy o regreso del aeropuerto veo sobre la plaza de Europa el legado de este gran alcalde que ha sabido colocar L’Hospitalet en el mapa. Ha sabido lidiar con las inmobiliarias y con los grandes embajadores del dinero, y nadie ha podido interpretar nunca el pensamiento –o simplemente la pasión– que se ocultaba bajo sus cejas blindadas. Ahora se va a Madrid a gestionar la burocracia de la Seguridad Social y a defender la vida de los trabajadores. Pero, ante todo, a imaginar caminos en el claustro de la inmigración. Ese sí es un reto, Celestino. Una buena oportunidad para comprender que, antes que inmigrantes o profesionales o trabajadores, vas a tener que tratar con personas que no van a ser votantes. Más aún: tendrás que buscar el equilibrio entre su esperanza y tu desconfianza. En esta tarea, la más difícil del Gobierno, cuenta conmigo. Porque trabajarás con una materia prima delicada. Para ti es la hora de prestigiar el orgullo del sociata. Olvídate de las cifras. No frunzas el ceño. Arquea las cejas. Sorpréndete. Y sonríe. Que jamás la sonrisa ha sido un signo de debilidad, sino de generosidad. Eso, la generosidad, también es el poder.

Tagged with:

Catorce de abril, soñando con la Tercera República, de Xabier Sánchez Erauskin en Gara

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

La pluma impenitentemente republicana de Bergamín siguió repudiando una monarquía que consideraba además heredera directa del franquismo Ya en Euskadi, su visión del País Vasco fue todavía mucho más radical. En el fondo, la misma procedía ante todo de su coherencia republicana

La fecha del 14 de abril, un año mas, será pretexto y ocasión de nostalgias pudorosas para unos pocos, socorrida efeméride en diarios y revistas para los más. Aquella jornada, sin embargo, supuso un salto gigantesco, telón rasgado que adelantaba en nuestro siglo XX un escenario de modernidad, de libertades, de discusión de ideas y de esperanzas. Aquel 14 de abril fue, en palabras de José Bergamín, «como un regalo que se le hacía al pueblo español»; espléndido regalo, condenado desde su nacimiento por el odio cainita entronizado en las dos Españas, para rematarse seis años más tarde por las botas militares apoyadas por el fascismo y el hisopo de los obispos.

En este año 2008 se van a cumplir veinticinco años de la muerte en Donostia de quien, tal vez por lo público de su genio y figura, fuera considerado por algunos como «el último republicano», aquel Bergamín que murió soñando en la Tercera República.

Luchó por la República toda su vida. Por ella conspiró en plena dictadura de Primo de Rivera para hacer realidad el 14 de abril, él, escritor y pensador que nunca fuera un hombre de acción. Respaldó a la República con espíritu crítico pero con entrega absoluta cuando la derecha acosaba desde dentro para hacerla caer, en momentos en que tantos intelectuales se desenganchaban de ella. «¿Cuántos intelectuales del 14 de abril, dulcísimo florecer republicanizante, lo siguieron siendo el 18 de julio, ardiente, doloroso estío popular, revelación sangrienta de la viva conciencia española?», denunciaba el escritor ya en el exilio de México.

Defendió a la República contra la avalancha militar, convertido en uno de los grandes iconos de la resistencia republicana. Asumió todo tipo de responsabilidades en la Alianza de Intelectuales Antifascistas o en la propaganda, alentando al pueblo y con el pueblo en «El mono azul» y «Hora de España». En esta última escribía: «Nuestro deber de intelectuales, deber glorioso, es luchar con la cultura amenazada, con el pueblo, porque en el pueblo está la única defensa posible y verdadera».

Exilado en Francia, México, Venezuela o Uruguay, fue siempre un símbolo como portador de la antorcha de la República. Ésa fue su tarjeta de presentación ante amigos y enemigos. El franquismo volvió a desterrarlo en los años sesenta y mientras Francia le cubría de honores junto a sus grandes amigos Pablo Picasso y Luis Buñuel, en España se le denigraba o silenciaba.

Ni siquiera la muerte del dictador alivió la losa que cubría su voz. Su pluma impenitentemente republicana siguió repudiando una monarquía que consideraba además heredera directa del franquismo. Por la República aceptó en las primeras elecciones de la transición, aunque fuera casi simbólicamente, una candidatura como senador por una coalición republicana de izquierdas.

Defendiendo la República y denunciando la transición como impostura en la que se instauraban los demonios de una constitución monárquica se autoexiló en Euskadi para, mirando atrás con ira, dejar el testimonio de sus incorruptibles coherencias.

Vivió en Donostia su último año. Quería y amaba a los vascos y los veía con respeto aunque tenía su propia visión republicana y federal. En «Sábado Gráfico», un año antes de la muerte de Franco, en setiembre del 74, Bergamín veía en un sueño a España como un inmenso desierto en el que millones de avestruces inmóviles surgían de pronto a la vida. Explicaba: «Cada una de las diversas comarcas españolas tan contrastadas y contradictorias entre sí se juntarían libremente para recuperar su auténtica fisonomía, sin destruirse por una mentirosa unidad ficticia impuesta desde fuera como una máscara».

Más tarde, en plena transición, denunciaría «la impostura estatal de la unidad española monárquica», abogando por «la unión independiente y libre de los pueblos españoles» enmarcados en una Tercera República federal moderna y abierta a la pluralidad. En febrero de 1979, en el único mitin al que asistió como candidato al Senado por Izquierda Republicana-PCml, pronunció unas palabras memorables: «Esta República que es España está defendiéndose por la resistencia de un pueblo heroico y admirable. Y hago la afirmación de que nuestra República, que es nuestra España, que es para nosotros España misma, ahora está empezando a revelarse con claridad evidente en Euskadi, por lo que quisiera añadir un grito (grito que doy con mi silencio más que con mi voz). ¡Viva Euskadi! y ¡viva la República!». ¡Había que tener valor para pronunciar este grito en el corazón de Cuatro Caminos!

Ya en Euskadi, su visión del País Vasco fue todavía mucho más radical. En el fondo, la misma procedía ante todo de su coherencia republicana con una España a la que siempre amó apasionadamente. «Fui peregrino en mi patria desde que nací/ y fue en todos los tiempos que en ella viví/ y por eso sigo siéndolo ahora y aquí/ peregrino de una España que no está en mí./ Y no quisiera morirme aquí y ahora/ para no darle a mis huesos tierra española», escribiría en la sierra de Huelva en un desgarrado poema antes de autoexilarse a Euskadi. Sus huesos reposan hoy en el cementerio de Hondarribia. Son los huesos de un genial soñador que murió soñando en la Tercera República.

Xabier Sánchez Erauskin. De la Comisión de Amigos de Bergamín en Euskadi.

Viva el 14 de abril, de Javier Ortiz en Público

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

Lo mismo es sólo cosa mía, que soy como soy, pero el espectáculo ofrecido el pasado jueves por las más altas autoridades del Estado español en el campo del Getafe me llenó de estupor.

Empecé a ver el partido entre el Getafe y el Bayern con buen humor y el ánimo predispuesto más bien a favor del Geta, por el aquel de que es un equipo de barrio y pobretón y los otros una superpotencia, que además llevan el nombre de una marca comercial de antecedentes nazis. Y el partido me hizo disfrutar, porque fue competido, emocionante y, además, tirando a deportivo (hubo cosas feas, pero pocas).

No tardé en torcer el gesto. Desde el final del primer tiempo (cuando el Getafe marcó un espléndido tanto), la máxima representación oficial de nuestro Estado empezó a dar unas muestras de forofismo que para sí hubiera querido Alberto de Mónaco en sus mejores momentos. Allí estaban el rey, el príncipe (y la presidenta de la Comunidad de Madrid, que se apunta a lo que sea) haciendo gala de su incapacidad para contener sus visceralidades, o de sus ganas demagógicas de mostrarlas, que todo puede ser. Ante lo cual, buena parte del público se puso a cantar a coro ¡Que viva España!, himno cervecero que da de patadas al idioma castellano (para empezar, confunde “estribillo” con “refrán”) y que, quizá por eso, es predilecto de lo más plasta del turismo mediterráneo procedente de la Europa norteña.

Sentí vergüenza ante el espectáculo. Y empecé a pensar que quizá conviniera a los intereses profundos de los pueblos de España que vencieran los alemanes, para librarnos de la inundación de patriotería pastelera que se nos venía encima.

También pensé (medio en broma, medio en serio) que las monarquías ya no son lo que eran. En tiempos, los integrantes de las familias reales eran educados desde su más tierna infancia para mostrarse impasibles ante lo que fuera. Incluso ante la vista del filo de la guillotina.

¡Con lo poco que tienen que hacer en su regalada vida, y lo hacen mal!

Como hoy es 14 de abril, aniversario de cierto hecho feliz y benéfico por más que fracasado, se me ha ocurrido que podía ser buena cosa meter este dedo en esa otra llaga.

Tagged with:

ZP o el gobierno de la provocación, de S. McCoy en El Confidencial

Posted in Economía, Política by reggio on 14 abril, 2008

El gobierno designado por José Luis Rodriguez Zapatero es una provocación, un desafío que va más allá del continuismo que le ha atribuido el líder de la oposición. La primera en la frente para aquellos que habían hecho suyo el discurso del debate de investidura donde se aventuraba una nueva forma de hacer política de acuerdo con los retos que afronta España. Un ejecutivo donde la ambición de los fines que persigue contrasta con la mediocridad de los medios elegidos para alcanzarlos, con carnet o sin él. En el que se deposita la solución de los conflictos que puedan sobrevenir a lo largo de la legislatura en acreditados especialistas en originarlos. Y que confiere nuevas y reforzadas atribuciones en quienes han demostrado actuar más desde el rencor que el pasado produce, un veneno que se toma uno esperando que muera el otro, que desde la esperanza que suscita el futuro. Más allá de gestos paritarios y de récords juveniles para el recuerdo, el colectivo ministerial pergeñado por ZP es, para quien esto escribe, una absoluta decepción, un jarro de agua fría que, a lo peor, sólo se puede entender desde quien, aventurando tiempos peores en el futuro inmediato, el deterioro apremia, se guarda la carta de una crisis de gobierno de cara a la galería más antes que después. Porque sólo con inteligencia política se ganan una elecciones en las circunstancias en las que las ha ganado el PSOE. A ver si toman nota por otros lares.

Vayamos a la materia que es objeto de esta columna. La estructura económica del gobierno continúa siendo una bicefalia entre la vicepresidencia del gobierno y la oficina económica de presidencia con una diferencia: a la segunda ya no se accede por la puerta de servicio, sino que la reforma ministerial le ha dado rango de ministerio oficial o, más bien, de superministerio si añadimos las competencias de vivienda e innovación. Nadie le ha explicado al presidente la teórica de que casa con dos puertas mala es de guardar, ni él mismo parece haber escarmentado de la experiencia de la legislatura anterior. Para Zapatero es tanto o más importante la capacidad de influencia sobre el tejido empresarial a través de un hombre de su total confianza como Miguel Sebastián que la ortodoxia financiera que pueda aportar un personaje en declive como Solbes, el gran damnificado de este gabinete. Si había roce cuando la inercia económica española nos llevaba a la ilusoria ensoñación de que poco nos faltaba para corear el we are the champions de la macro mundial, imagínense lo que puede ocurrir a partir de ahora. Abrir de partida un conflicto de este calado con la que se avecina es, cuando menos, temerario, y pone a las claras que uno de los principales objetivos de los próximos cuatro años es ampliar el círculo de influencia pública sobre la iniciativa privada que es la que, a largo plazo, puede sacar a España del galimatías económico en que se encuentra.

Decía al inicio de estas líneas que el nuevo gobierno es una provocación y prueba de ello es la renovación de la confianza de ZP en algunos ministros que no sólo no han acreditado competencia suficiente para el desempeño de sus cargos, sino que, además, han concitado gran parte del rechazo de la ciudadanía con motivo de sus actuaciones. La tiza que el presidente ha dado a Mariano Fernández Bermejo, pijo que no coño, gran aportación panocha al lenguaje, amenaza con llenar de graffiti todas las instancias de la justicia española, un poder que ya ha tomado nota de la “capacidad negociadora” de un ministro que no ha podido tener un discurso más politizado en los pocos meses que lleva en el cargo. Sorprende igualmente la continuidad del amigo de Arafat al frente de Exteriores, siendo como parece ser, la política exterior uno de los renovados ejes de la política de Zapatero. Y sorprende porque Moratinos, cuyo principal mérito es ser capaz de leer un texto en su lengua africana original cual si de Papa en visita oficial se tratara, ha sido el verdadero artífice, no se le puede negar tan singular mérito, de dejar la diplomacia española como un erial. Si no cambia la interlocución, difícil será que se modifique la visión del interlocutor, digo yo. Hagamos, no obstante, acto de fe. Por último, y más allá del Ministro de Sanidad, con un currículum más falso que Luis Roldán, está la cuestión Maleni, cóctel a partes iguales de prepotencia e incompetencia en quien se confía la revitalización del país por la vía del incremento de las infraestructuras públicas. Que servidor no sabe lo que debe el PSOE a esta mujer que sonaba para suceder a Chaves en la Junta de Andalucía. Si estas tres designaciones no son una provocación a la oposición y a la parte de la ciudadanía que ha cuestionado sus actuaciones, que venga dios y lo vea.

Por lo demás, y ya acabo, tres reflexiones finales. Me encanta que las competencias de educación alcancen también la política social ya que visto como va la primera, probablemente tengamos que resolver el fracaso escolar y el aumento del paro juvenil no cualificado con la segunda. Se trata de cubrir, bajo un mismo paraguas, lo que prometen ser las dos caras de una misma realidad, como ocurre con trabajo e inmigración. El tema de defensa entra dentro del campo de no querías sopa pues toma dos tazas que ha caracterizado la configuración de este gobierno. Aunque cada vez más la actuación de nuestras Fuerzas Armadas tiene carácter supranacional, no deja de ser una paradoja que se sitúe al frente, políticamente hablando, de las mismas a quien las entiende en términos de solidaridad y no como pieza básica de la estabilidad de España. Ojalá no quede reducida a una OSG (frente a las ONGs) con cargo a los presupuestos del estado. Por último, dos líneas finales para el ministerio de la igualdad, concepto transversal al que se quiere dar identidad propia. No dejen de vigilar de cerca cuál va a ser su contenido porque la igualdad, en manos de Rodríguez, que diría Carlos Herrera, puede ser cualquier cosa. Y no precisamente buena. Prepárense las mayorías. Buena semana a todos.

Tagged with:

El interbancario vuelve a secarse ante el temor a nuevos quebrantos de entidades, de Eduardo Segovia en El Confidencial

Posted in Economía by reggio on 14 abril, 2008

La semana pasada se encendían de nuevo las alarmas para los millones de hipotecados españoles: el Euribor a un año volvía a dispararse hasta máximos del año en el 4,756%. Esta nueva escalada responde a una nueva congelación del mercado interbancario por culpa de la inesperada liquidación de tres fondos de Lehman Brothers por valor de 1.000 millones de dólares, todo un mazazo para la incipiente recuperación de la confianza en el mercado. Y esto deja a los pies de los caballos a las entidades con necesidades más acuciantes de liquidez, como algunas cajas de ahorros.

Por supuesto, en la subida del Euribor también influye la confirmación por parte del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, de que no habrá bajadas de tipos a medio plazo con una inflación como la actual, por mucho que grandes firmas como Citigroup auguren una bajada de 0,75 puntos. El Euribor a un año cerró marzo en el 4,59% y llegó a caer al 4,329% en febrero, aunque todavía se mantiene por debajo del cierre de 2007 (en el 4,793%).

Pero los expertos en el mercado monetario consultados aseguran que es el impacto de Lehman el que ha vuelto a congelar los préstamos entre entidades. Y no sólo es Lehman: la semana pasada también asistimos a la suspensión de un pequeño banco alemán. Pero ahora es mucho más doloroso, porque llega justo cuando parecía que todos los bancos habían limpiado por completo sus balances de activos con problemas, es decir, que la crisis no iba a ir más allá. Por eso, los analistas auguran que esta vez a llevar más tiempo recuperar la confianza. Vuelve la situación en que nadie se fía de nadie y sobrevuela el fantasma de otro Bear Stearns. «Mucha gente en EEUU está convencida de que vamos a ver otro colapso de un gran banco de inversión; el rescate de Bear por parte de la Fed sólo ha servido para retrasarlo», afirma un analista.

El Wall Street Journal aseguraba el viernes que la Fed se ha convertido en el prestamista de preferencia para los bancos norteamericanos, cuando hasta hace unos meses era un estigma acudir al banco central; «Los bancos prefieren pagar una prima por los fondos del banco central antes que arriesgarse a comprometerse con otros bancos por el riesgo de contrapartida que se percibe en el mercado», explica este periódico.

Así las cosas, la semana pasada los bancos pagaron un 2,82% en la subasta de liquidez de la Fed a 28 días, cuando el Libor (tipo interbancario de Londres) para el dólar se encontraba al 2,72% para el mismo plazo. Lo cual significa que en realidad no ha dinero disponible al tipo que marca el Libor.

En España, la cuerda cada vez se tensa más

¿Y España? Nosotros no somos ajenos a esta congelación del interbancario, sino todo lo contrario: aquí la situación es más grave todavía por nuestro factor agravante de la crisis internacional, es decir, el estallido de la burbuja inmobiliaria. Que ya empieza a tener un impacto claro en el aumento de la morosidad, como pusieron de manifiesto las cuentas de Banesto la semana pasada -pese a que el beneficio mantiene la inercia del crecimiento-.

La desconfianza es total en el mercado, pese a que entidades con grandes excesos de liquidez, como La Caixa o ING, estén rentabilizándolas en este mercado. Pero los especialistas de este mercado aseguran que lo están haciendo «con mucha cautela, a plazos muy cortos y mirando mucho a quién prestan el dinero». ¿Y quién lo demanda? Pues la mayoría de las entidades, en especial «las cajas que se han metido en una expansión más agresiva financiada con apalancamiento, que son las que tienen que hacer frente a los gastos financieros más elevados», asegura una fuente bien informada.

La ‘recongelación’ del interbancario está haciendo que muchas entidades busquen otras formas de financiación, pero aunque ha vuelto a abrirse el mercado mayorista de emisiones, de momento está reservado únicamente a las entidades más grandes: hasta ahora, han emitido sólo Santander y Caja Madrid. Mientras esto no cambie -y no tiene pinta de hacerlo a corto plazo, a las entidades españolas no les quedará más remedio que hacer lo mismo que las americanas: acudir al banco central en busca de liquidez a cambio de las cédulas y titulizaciones que han emitido en los últimos meses y que no han podido colocar en mercado. Y así, hasta que Trichet cierre el grifo. Entonces vendrán los problemas de verdad, según opinión unánime en el sector.

Tagged with:

Un Gobierno laberíntico, de José Antonio Zarzalejos en Estrella Digital

Posted in Política by reggio on 14 abril, 2008

Al margen de la liviandad política de algunos de los nuevos ministros y ministras, el Gobierno de Rodríguez Zapatero anunciado el sábado es, desde el punto de vista administrativo y competencial, un auténtico disparate, un laberinto en el que las facultades de un ministerio se solapan y superponen a las de otros con una ausencia de coherencia técnica obvia hasta para el más lego en la organización de las administraciones públicas. María Teresa Fernández de la Vega va a tener que sacar sus galones a pasear con más frecuencia que en la legislatura anterior porque los miembros del Consejo de Ministros no tardarán en reivindicar sus espacios de actuación a empellones.

El nuevo Ministerio de Igualdad —entregado a la jovencísima Bibiana Aído— es por completo transversal y sólo puede alimentarse de las competencias de inmigración (que corresponden a Corbacho en Trabajo), de asuntos sociales (asignadas al demediado departamento de Educación en el que repite Mercedes Cabrera) y aun de Interior y de Justicia, cuyas facultades en materia de violencia de género son indudables tanto por el aspecto policial como por el judicial que conllevan.

Llama la atención que Educación se haya quedado sin jurisdicción sobre las Universidades y, en cambio, acumule asuntos sociales desgajados del Ministerio de Trabajo. ¿Hay materia más social que la inmigración, a la vez conectada con la educación? Ocurre lo mismo con Ciencia e Innovación, bajo la titularidad de Cristina Garmendia, que rebaña a Industria nada menos que la investigación y la innovación y se hace con la educación superior. Hoy por hoy, el denominado I+D+I es un instrumento esencialmente orientado a la empresa aunque se geste en los laboratorios universitarios, al menos en parte.

¿Dejará Sanidad de tutelar el desarrollo de la ley de dependencia? Tratándose de un tema de carácter fundamentalmente social, con derivaciones sanitarias, parece que le correspondería asumirlo a Cabrera y no a Soria como ocurría hasta ahora. Por otra parte, la transformación del Ministerio de Agricultura en otro que absorbe medio ambiente, medio rural y marino plantea enormes dificultades técnicas porque los tres conceptos constituyen un verdadero cajón de sastre por su indeterminación.

Para terminar —aunque el recorrido podría ser más amplio y detallado—, los Ministerios de Economía y Hacienda y de Industria, Turismo y Comercio —Solbes y Sebastián, respectivamente— bifurcan, o pueden hacerlo, la conducción de todo el área de políticas económicas del Gobierno, especialmente si al vicepresidente se le sustraen competencias en ámbitos estratégicos para el sistema (por ejemplo, el energético).

Resulta claro que el núcleo duro del Ejecutivo —con la imprescindible presencia de Alfredo Pérez Rubalcaba en Interior— aparece meridianamente nítido, pero el galimatías administrativo que se produce en el resto de los departamentos va a requerir de unos decretos orgánicos muy estrictos y detallados. Da la impresión de que los efectismos que ha buscado el presidente del Gobierno en las denominaciones ministeriales van a provocar distorsiones competenciales muy graves. Está bien que se innoven las estructuras orgánicas de los Ejecutivos, pero sin incurrir en excentricidades que podrían haberse remitido a niveles inferiores y, concretamente, a secretarías de Estado o comisariados con similar categoría.

El impacto inicial del primer Gobierno de Rodríguez Zapatero ha sido contradictorio: por un lado, se aplaude la repetición de los vicepresidentes, del ministro de Interior y la incorporación de un político de recorrido como Celestino Corbacho; por otro, desconcierta la continuidad de titulares cuestionados en la legislatura anterior como Moratinos (Exteriores y Cooperación), Álvarez (Fomento) o Bermejo (Justicia) y, por fin, causa cierta perplejidad expectante la inexperiencia de algunas incorporaciones al frente de departamentos con un esquema competencial aleatorio e inseguro. Si a esta sensación cautelosa se añade una sospechada rivalidad entre Economía y Hacienda (Solbes) e Industria, Turismo y Comercio (Sebastián), habrá que concluir que la moratoria de cien días que tradicionalmente se concede al nuevo Gabinete resulte costosa. Porque el nuevo Ejecutivo ofrece incertidumbres innecesarias en un momento político, económico y social que requeriría de certezas. Y ¿qué necesidad había de provocar tantas cuando la mudanza en tiempos de tempestad está contraindicada?